Una ingestión excesiva de pastillas y el posterior infarto agudo de miocardio nos privaron de Elvis Presley el 16 de agosto de 1977. Entorno a esta fecha, como cada verano, miles de seguidores están volviendo a peregrinar hasta su casa y museo, Graceland, para, entre velas, recordar su legado inmortal. Tras la edición reciente de un documental en el que Springsteen y Tom Petty, entre otros, alaban al conocido como Rey del Rock, acaba de publicarse un disco, Where no one stands (RCA. Legacy), en el que se agrupan sus canciones gospel favoritas. Su hija Lisa Marie, que canta con él, asegura que “ha sido una experiencia conmovedora”.
El jueves, como en los 40 últimos 16 de agosto, Graceland volvió a convertirse en lugar de peregrinación de miles de seguidores de Elvis. Una reunión a la luz de las velas y coronada por las socorridas ofrendas florales con sus canciones inolvidables como banda sonora, para homenajear a un ídolo que murió con solo 42 años tras revolucionar la música popular e inventarse el rock para el gran público al apropiarse de la pulsión del r&b negro y vestirla con el aroma del country.
La peregrinación volvió a celebrarse en el entorno de Graceland, la que fuera su casa y donde reposan sus restos, al igual que los de sus padres y su hermano gemelo, que murió al nacer. Reconvertida en museo tras la muerte de Elvis, Graceland, la segunda residencia más visitada de Estados Unidos, solo superada por la Casa Blanca, ofrece a sus fans el Heartbreak Hotel, destinado a las lunas de miel de enamorados; y objetos como discos de oro, trajes, cervezas con su nombre, coches, talones entregados a la beneficiencia... Deteriorado físicamente y casi con 150 kilos, Elvis moría en su baño, hace 41 años, de un infarto aunque sufría de glaucoma, hipertensión arterial y problemas en el hígado y el colon. Un tercio de los estadounidenses creen que está vivo y el resto del mundo no alberga dudas sobre la vigencia de la obra de un cantante superdotado que en el verano de 1953 le dijo a una empleada de Sun Records: “Canto de todo y como nadie”.
Gospel No exageraba ese Elvis adolescente, con tupé, que trabajaba como camionero, al enorgullecerse de su eclecticismo cuando grabó sus primeras canciones (pagadas por él: 18 dólares) para su madre. Su discografía evidencia que grabó rock, r&b, country, swing, baladas... Pero su estilo favorito era el gospel. “Ya desde los dos años sabía lo que era el gospel. Se convirtió en parte de mi vida, para mí era tan natural como bailar. Una manera de escapar a mis problemas, mi forma de liberación”, explicó.
Esos himnos espirituales de su infancia le acompañaron siempre, bien en casa o en los momentos previos a los conciertos, para calentar la voz; incluso después, en noches interminables hasta que amanecía. “Crecimos con esa música. Consigue calmar la mente; al menos la mía”, explicó en el documental Elvis on Tour, en una entrevista grabada durante una de sus residencias en el International Hotel de Las Vegas
Coincidiendo con el 41 aniversario de su muerte se edita un nuevo disco de Elvis, No one stands alone, que sirve como tributo al gospel al reunir 14 de sus interpretaciones, de temas rítmicos y alegres, pura celebración espiritual, caso de I’ve got confidence, la roquera Saved y el r&b So high, a baladones sentidos como Crying in the chapel y Stand by me, o un I, John de aroma country. Algunos cuentan con las voces de cantantes legendarios que le acompañaron durante su carrera, como Darlene Love, Cissy Houston, The Imperials y The Stamps.
Por encima de todos destacan dos temas: Amazing grace, el himno de fervor cristiano escrito por John Newthon en el siglo XVIII, con un coro que parece sacado de una iglesia de Harlem; y Where no one stands alone, en el que canta: “En la oscuridad, tan negro como podía ser, mi corazón se sintió solo y grité, oh Señor/no me ocultes tu cara, sostén mi mano todo el camino, cada hora, cada día, de aquí a la tumba/toma mi mano, déjame pararme donde nadie está solo”.
Lisa Marie Presley comparte con Elvis esta canción, en un dueto similar al que se inventó Natalie Cole para rescatar del pasado la voz de su padre, Nat King Cole. “Ha sido una experiencia muy fuerte y conmovedora cantar con él”, dice Lisa Marie en las notas del álbum. “Siento que la letra me habla a mí y me emociona profundamente. Estoy segura de que mi padre sentía lo mismo”, apostilla antes de confirmar que “era el género que más le gustaba”. Según Lisa Marie, “cuando cantaba gospel se le notaba más apasionado, en paz”.
Puro y emocionante Y para quien quiera conocer más sobre Elvis, el vocalista que adoraba la comida basura, el karate y el coleccionismo de armas, recientemente se ha editado un documental, titulado The searcher, cuya banda sonora también está a la venta en una edición de lujo con tres CD que incluye sus canciones principales, otras más oscuras y hasta la música que le influyó seleccionada por Mike McCready, de Pearl Jam, por sus cantantes y grupos originales, de Joe Hill Louis a Howlin’ Wolf, pasando por The Prisonaires, Bill Monroe, Eddie Snow, Johnnie Ray, Odeta o The Staples Singers.
La banda sonora, que intenta explorar la particular visión musical de Elvis en toda su complejidad, incluye también algunas versiones popularizadas por Elvis y otros músicos. Como Tom Petty y sus Heartabreakers. “Que Dios lo bendiga,“ explica el también fallecido Petty en el documental. “Él era una luz para todos nosotros y estamos en deuda con él por haber sido el primero en lanzarse a la batalla”. Springsteen no se queda atrás en los elogios, al situar a Elvis en “un lugar muy puro y emocionante”.
El autor de Born to run cree que Elvis era de esos artistas que “oyes fascinados por la belleza de la invención, que no saben exactamente hacia dónde se dirigen, sin tener una idea definida de lo que están haciendo”. Cierra el director del documental, Thom Zimny, para quien esta colección musical “no es la de los Grandes Éxitos de Elvis”, sino “un retrato bien trabajado del artista, canción por canción”.