madrid - Los hakka, los “maños” de Asia, una comunidad de más de cien millones de personas surgida hace 800 años en las zonas montañosas de Taiwán y el sur de China, son los protagonistas de La primavera de Lan Caixia, la primera novela de esta etnia que se traduce al español.
Los hakka surgieron con otro nombre en el centro de China, y cuando los hunos y los bárbaros invadieron el país, tuvieron que moverse al sur y los residentes de los nuevos territorios les llamaron “invitados”, es decir, hakka, explicó el presidente de la Asociación de Hakkaneses de Taiwán en España, Wang Tang Lee Jen, que es uno de los cinco traductores de La primavera de Lan Caixia, del escritor Taiwanés Li Qiao, que la editorial Cuadernos del Laberinto pondrá a la venta en septiembre.
Este libro, censurado al publicarse, en 1985, narra la historia de una familia en medio del mundo de la prostitución de menores de edad, argumento que el autor utiliza para reflejar el espíritu de lucha de este grupo.
Los hakka han tenido que migrar seis veces y siempre de norte a sur, huyendo de las guerras de las dinastías o la guerra civil china porque no son partidarios de los conflictos.
Su último traslado fue hace 300 años hacia las provincias sureñas chinas Cantón y Fukien, así como a Taiwán, donde ahora constituyen una quinta parte de la población con más de 4 millones de hakkaneses.
En la actualidad son aproximadamente 100 millones y su mayor “preocupación” es conservar su dialecto, que se escribe con los caracteres chinos pero se distingue en su “forma y contenido”.
“Este pueblo corre el peligro de perder su idioma. Tenemos que heredar lo de nuestros antepasados porque hoy en día todos hablan chino mandarín o viven fuera”, dijo Lee Jen, que aseguró que su lengua se considera “especial” frente a la de otras sociedades vecinas.
cultura y forma de vida Los hakkaneses viven “colectivamente”, son respetuosos, educados, conservadores, artísticos y de un “carácter muy fuerte, como los de Zaragoza, los maños”, explicó el presidente de la asociación. En su cultura, dice, destaca la gastronomía, la música, la pintura y, sobre todo, la literatura.
Algunos de estos autores fueron censurados en épocas nacionalistas por sus ideas “en contra del gobierno” y otros como Li Qiao por su contenido explícito sobre realidades como la trata de menores.
En las montañas se vive “muy duramente”, reconoció Lee Jen, y los hakkaneses “intentan sobrevivir” cultivando té y arroz.
“Mis padres me contaban que cuando se tenía un céntimo se compraba un céntimo de tierra porque creíamos que la tierra producía dinero y bienestar, porque puedes cultivar arroz”, señaló.
Sus miembros practican el budismo pero existe “libertad”; lo más importante es “rendirle culto a los antepasados dos veces al día, por la mañana y por la tarde, con incienso”, detalló.
En esta etnia “casi marginada” aún prevalece la unión familiar, pero su dialecto está en juego, lo que ha supuesto la creación de un Ministerio de Asuntos Hakkaneses que promueve su cultura para que esta no desaparezca. - Efe