Vitoria - Si se piensa con la cabeza fría, seguro que muy pocos apostaron hace 25 años por el futuro del Festival de Teatro de Humor de Araia. Pero el evento ha demostrado con el paso de los años que aquellos que confiaron en él, no se equivocaban. Todo lo contrario. De hecho, la cita no sólo se ha convertido en un referente cultural dentro de la época estival para el público cercano, sino que también cuenta con numerosos espectadores asiduos de territorios cercanos, sobre todo procedentes de Navarra y Gipuzkoa. Es más, desde casi principios de este siglo, lleva su programación de espectáculos de calle por una amplia lista de localidades del resto de la provincia, extendiendo aún más si cabe sus redes. Tanto en el Arrazpi (el actual y el viejo polideportivo) como en sus calles, parques y plazas han actuado cientos de intérpretes -algunos con nombres muy conocidos- de teatro, circo, música, magia... para crear miles de historias y momentos con la comedia como nexo común, aunque sin cerrar la puerta a nada.

Mañana, de hecho, será el día de apertura del ciclo paralelo por Álava, que se desarrollará casi hasta final de mes. En total, este año de aniversario van a ser 17 las localidades participantes. Pasado, será Araia el punto de referencia para todas las miradas, un lugar por el que hasta el 15 pasaran compañías y creadores tanto locales como estatales e internacionales. Será el momento de soplar las velas de este cuarto de siglo, más allá de que sus responsables -el grupo Porpol con Javier Alkorta Txortas como máximo responsable del certamen- no sean demasiado amigos de celebraciones, sino de seguir dando pasos siempre con la mirada puesta en el futuro. Eso sí, 25 ediciones, máxime cuando de cultura se habla sobre todo en el medio rural alavés, representan un número mágico que valorar y del que sentirse más que satisfechos.

“No me seducía nada la idea de hacer teatro. Pero tenía ganas de dinamizar cosas junto a otros amigos en Araia y entré en un grupo de teatro aficionado que había. Aquello me enganchó de tal manera que a un amigo que se iba un día a Barcelona le pedí que buscase algo, algún libro en el que apoyarnos para poder seguir trabajando en el pueblo. Nos trajo unas fotocopias bajo el título El proceso psicofísico de la creación de un rol. Ahí pensé: esto necesito que me lo explique alguien”, recordaba hace unas semanas en estas mismas páginas Txortas, unos primeros pasos que le condujeron a la Cooperativa Denok. “El nivel de adrenalina que viví aquel tiempo algo me dejó en mi interior”, un impulso que tras la desaparición del proyecto, y cuando Porpol estaba dando sus primeros pasos, le llevó a sentarse un buen día delante de la máquina de escribir para esbozar en dos folios una idea inicial de un posible festival de teatro a celebrar en su localidad natal.

Como suele suceder muchas veces, aquel primer cimiento se quedó en un cajón a la espera de poder hacerse realidad algún día, aunque en un momento dado, Alkorta compartió la idea, y una copia de las dos hojas, con Jesús Mari Alegría Pinttu. “Al cabo de unos años, estando Pedro Ramos de diputado de Cultura, tuvimos una reunión de tantas entre las compañías alavesas y pedimos buscar alguna forma de programar teatro en la provincia que también supusiera traer a grupos de fuera. Y cuando estábamos hablando de eso, Ramos soltó: ‘y además vamos a hacer un festival de teatro en Araia’ y sacó un papel en el que estaban, punto por punto, mis dos folios”. El Ejecutivo foral se hizo con una carpa que itinerase por el territorio, un elemento que fue el primer escenario para el Festival de Teatro de Humor de Araia.

El 12 de agosto de 1994 era el día señalado para el arranque del certamen. “Pero en el Ayuntamiento no tenían ni un triste papel de la Diputación diciendo que había una partida destinada para el festival. Allí estábamos el alcalde y yo esperando para ver si llegaba un fax desde el Palacio de la Provincia que dijese que sí, que para adelante. Pero no llegó. Así que el Consistorio tuvo que adelantar el dinero. Todos los gastos se cubrieron, pasó el tiempo y en el Ayuntamiento dieron por perdido el dinero. Alguien dijo “¿y si al final llega?” y se acordó que si eso pasaba, la partida se destinaría para la segunda edición. Y llegó y además la Diputación se comprometió a financiar la segunda edición”. Moshe Cohen, Markeliñe -que regresa en este 25 aniversario-, Kukubiltzo, Miguel García de Cortazar, Pikor junto a Latirili, y Lavi e Bel fueron los protagonistas de aquella entrega inicial.

Llegó la segunda edición, que se llevó a cabo en el cine de la localidad tras cumplir con las exigencias de seguridad del Gobierno Vasco, que tenía el espacio precintado, aunque en ese 1995 ya se llevaron a cabo dos montajes en el viejo Arrazpi, sede a partir del 96 de las obras que se hacían bajo techo. Un año después, eso sí, de la mano de uno de los técnicos del Principal gasteiztarra, Alberto Etxeberria, se consiguió contar con el material del Consistorio vitoriano, sumando, doce meses después, a profesionales de la escena para hacer que el polideportivo, dentro de sus características, fuera un teatro en las mejores condiciones.

Desde aquella primera edición del 94 hasta hoy han sucedido muchas cosas. Intentar resumir con unos pocos nombres la larga lista de montajes y compañías que han acudido a Araia en estas 25 entregas se antoja del todo imposible, igual que hacer un repaso de las anécdotas vividas, como aquella vez que Gila tenía hasta el contrato firmado para acudir... hasta que se enteró de que tenía que coger un avión a Bilbao y desde allí ir en coche hasta la localidad alavesa. Cosas que pasan. Y que seguirán sucediendo porque el futuro del certamen no tiene límites.