Ya desde el jueves por la tarde, la familia azkenera empezó a reunirse en la capital alavesa, aunque fue ayer cuando se produjo el gran desembarco. Reencuentros, saludos, conversaciones sin parar... tanto al mediodía en la abarrotada Virgen Blanca como ya por la tarde en un Mendizabala que abrió sus puertas un poco más allá de las cinco de la tarde. No había tiempo que perder en una decimoséptima edición que, aunque parezca mentira, hasta está contando con buen tiempo. Milagro. Tras el primer paseo de urgencia por el recinto para comprobar que todo está más o menos con el año pasado y situar bien tanto escenarios como barras, los encargados de poner los primeros sonidos a este Azkena Rock Festival fueron los gallegos The Soul Jacket, que desgranaron una sólida propuesta que tal vez se disfrute más en una sala.
Eso sí, pronto hubo que empezar con los equilibrismos propios de este festival puesto que con ellos ya en marcha hicieron acto de presencia los gasteiztarras Tutan Come On, contundentes y arrolladores en un concierto en el que Kanda e Ibon dejaron claro que el parón en el que se encuentra el proyecto no les ha afectado en absoluto. Poco después fueron The Sheepdogs los que volvieron a tomar la palabra tras la actuación del mediodía, reafirmando todavía más las buenas sensaciones que siempre dejan los canadienses. De lo mejor de esta primera jornada, sin duda, con clase, saber hacer y estar.
Mientras Hombre Lobo Internacional abría el espacio Trashville entre bailes y sudor, a más de uno le hubiera gustado tener un doble en el recinto para dividirse entre los también locales The Allnighters y Rival Sons. Los primeros desplegaron con acierto su R&B y soul, sumando cada vez a más adeptos según iba transcurriendo la actuación. Los segundos se salieron, sobre todo porque la voz y la entrega de Jay Buchanan sobre el escenario son un valor seguro.
Fue justo en ese momento cuando hizo acto de presencia Van Morrison en su regreso a la capital alavesa. No hay que ocultarlo. Su incorporación como cabeza de cartel había generado más de un debate en los meses previos al certamen y había quien, desde el primer momento, no estaba por la labor. Además, la cosa empezó con el sonido algo bajo, luchando con las conversaciones de quienes estaban pero no seguían mucho un concierto en el que el de Belfast, a pesar de la tos, cumplió con el guión esperado, tiró de clásicos y de repertorio blusero y demostró que ya sea cantando, con el saxo o la armónica, la edad no es ningún problema.
Con The Sensational Second Cousins en las carpas, la noche empezó a pedir paso de la mano de Thee Hypnotics, que era justo lo que necesitaba la jornada tras el paso del Morrison para recuperar a quienes no conectaron con él. Eso sí, fueron Dead Cross los que salieron con todo el arsenal preparado para que la descarga no tuviera descanso, más allá de que unos la disfrutasen como locos con Patton, Lombardo y compañía, y otros se sintieran rechazados casi desde el segundo uno.
Cuando ya eran las once la noche hicieron acto de presencia Chris Robinson Brotherhood, Bloodshot Bill, Man or Astro-Man?, MC5, The 5.6.7.8’S, Nebula y las Girlschool, aunque eso ya sucedió cuando este periódico iba camino de convertirse en papel, así que tiempo y espacio habrá para contarlo mañana con más rigor. Eso sí, la primera tarde trajo una noticia inesperada. El próximo ARF, que se celebrará el 21 y 22 de junio de 2019, contará con Wilco.