Es imposible resumir en pocas líneas todo lo que ha conseguido Berri Txarrak gracias a años de trabajo y saber hacer tanto en el estudio como en los directos. Una labor incansable en la que Gorka Urbizu siempre ha sido el factor esencial y constante. Con Infrasoinuak bajo el brazo, el grupo regresa al Azkena Rock Festival, un certamen que el de Lekunberri conoce bien.

Han pasado doce años desde la primera actuación de Berri Txarrak en el ARF. De hecho, no estaban ni Galder Izagirre ni David González en aquellos momentos. Si la memoria no falla, estaban en plena gira europea con Rise Against y llegaron a Gasteiz después de meterse una buena paliza...

-Fue de las mayores locuras que hemos hecho en toda nuestra trayectoria (risas). La noche anterior tocábamos en Múnich. Cuando acabamos, nos metieron en un avión, llegamos a Loiu y cogimos una furgoneta a Gasteiz porque en el Azkena tocábamos muy pronto, no sé si a las cuatro o a las cinco de la tarde. De ahí, fue recoger todo porque esa misma noche teníamos otro concierto en Elgoibar. Todo ello en menos de 24 horas y, sin respiro, volver a coger un avión porque teníamos que seguir la gira con Rise Against (risas). Ya sabes, rock and roll.

¿Y en ese momento, no dice uno: pero cómo me he metido yo en todo esto?

-Va, pero fue una locura interesante. De hecho, mucha gente me ha hablado con el paso de los años de aquel concierto en el Azkena. Hubo mucha gente que nos descubrió allí. Y eso que he visto luego algunos vídeos de ese concierto en YouTube y dices: joder... Aquella gira, en general, fue muy especial. Estábamos presentando el disco Jaio.Musika.Hil y creo que 2006 fue el año en el que hemos dado más conciertos de toda la trayectoria del grupo. Fue un año muy intenso. Estuvimos en Japón, en varios puntos de Europa e hicimos festivales que no habíamos hecho hasta entonces. Y en el Azkena nos descubrió gente que hasta entonces no nos había hecho caso. En el público azkenero había de todo, por supuesto, pero creo que había gente que tenía curiosidad por vernos en directo y que no había tenido oportunidad hasta entonces. De hecho, ya te digo, es que ha habido mucha gente que con el paso de los años me ha comentado que nos descubrió allí.

Un Azkena del que usted ha sido público en más de una ocasión.

-Sí, sí, soy un azkenero fiel. Bueno, cuando no me toca currar, claro (risas). Lo malo, por así decirlo, de tener una banda es que a veces te pierdes conciertos porque estás tocando. Pero los años que he podido, allí he estado. Me gusta el tamaño del festival y que siempre tienes oportunidad de descubrir grupos, así como ver a bandas y artistas que ya llevan lo suyo.

Vuelven siguiendo en lo alto de una ola que dura ya unos cuantos años. ¿A veces, cuando echa la vista atrás, le entra vértigo?

-Bueno... no sé si vértigo... lo que me produce es un pequeño orgullo al decir: llevamos unos años ahí, en la brecha. Hoy es el día en el que estamos aquí presentando nuestro noveno disco, Infrasoinuak, y vemos que se sigue acercando mucha gente a nuestros conciertos. Lo guapo de esto es que hay gente que te descubre todavía con este álbum. Es de lo que más me alegro, lo que me apasiona de todo esto. Muchas veces, con el rock se tiende a resistir, a ver cuánto aguantas. Siempre he estado en contra de eso, aún asumiendo que a veces no te queda más remedio que agarrarte a esa idea de resistir sí o sí. Lo interesante de esto es que con un noveno disco estamos todavía captando nuevo público y, aún repitiendo algunas cosas, consiguiendo nuevos hitos. A veces pregunto en los conciertos: ¿hay alguien que nos está viendo por primera vez? Y cuando levantan las manos, eso... es una sensación que me gusta. A veces caes en la trampa de pensar que llevas veintipico años en esto y que todo el mundo te conoce y te ha visto 400 veces. Pues no, cada noche ves a gente que te está descubriendo por primera vez y, en estos momentos, eso es lo que más me gusta.

¿El truco está en no repetir la fórmula que ya se sabe que funciona, aunque eso suponga un riesgo?

-Es una de las premisas fundamentales. Es importante no dormirse en los laureles y, sobre todo, no perder la curiosidad. El artista muere cuando deja de hacerse preguntas y muchas bandas lo dejan también por eso, porque sienten que ya no tienen nada que decir. Bueno, o el público les da la espalda. Otro de los puntos fuertes de Berri Txarrak es también que tenemos un público muy fiel, que nos lleva en volandas y que nos ha dado confianza para hacer lo que nos sale de ahí. Hemos probado cosas nuevas y hemos tenido la suerte de que el público se ha acercado a ellas. Eso te da confianza para en el siguiente disco atreverte. Cuando hicimos Denbora da poligrafo bakarra, había sonoridades que la gente no se esperaba. Sin esa confianza que te decía que te da la gente, lo más seguro es que no hubiéramos tenido la valentía de hacer este tipo de cosas. Cuando las haces y ves que hay respuesta, eso es gasolina pura, es algo que te ilusiona y te hace seguir adelante.

Tal vez otra clave está en el hecho de que un grupo que mete a más de 10.000 personas en el BEC en marzo, regrese este julio a Barakaldo para actuar en sus fiestas; o que, en plena gira, como sucedió el año pasado, la banda se presente por sorpresa a dar un concierto en Errekaleor.

-Uff, lo de Errekaleor... recién llegados del Primavera Sound... la verdad es que ese fin de semana estuvo guay (risas). Bueno, somos un grupo camaleónico y creo que tampoco debes olvidar de donde vienes. Nosotros venimos del circuito alternativo, de gaztetxes o como quieras llamarlo. Es el que nos ha dado la oportunidad de crecer como banda. Esos locales y esas escenas son super importantes para que los grupos se curtan. Y aquí tenemos la suerte de contar con un circuito que hace que las bandas crezcan y vayan puliendo su sonido. Es verdad que hoy nosotros movemos mucha gente y estamos, por así decirlo, en otra esfera, lo que hace que no puedas estar todo el día tocando en gaztetxes. Pero es importante no olvidar tus raíces. Aunque haya cambiado algo la realidad o la gente que mueves, nosotros siempre estaremos en deuda con esta otra escena. Y es importante cuidarla en la medida de lo posible.

Tienen este año la agenda de nuevo bastante apretada. ¿Da tiempo a pensar en el próximo proyecto o ahora no toca?

-La verdad es que ahora no (risas). Yo funciono con los ritmos naturales que me da la música y, por lo general, el año que compones y grabas es un año muy tenso, en el que le das muchas vueltas a la cabeza, en el que artísticamente te comes mucho la olla, en el que sientes que te juegas mucho. Cuando sueltas el disco y lo compartes con la gente, te da un margen de un año, año y medio de estar tocando y disfrutando sin tener que estar pensando en cuál será el siguiente paso. Ahora mismo estamos en esa fase, en disfrutar del directo. También es verdad que el planteamiento de esta gira ha sido diferente a la de otros álbumes porque empezamos tocando en Australia, China... para dar luego tres conciertos, por así decirlo, especiales como el del BEC. Es ahora cuando arrancamos la temporada de festivales y estamos disfrutando de todo esto.

Claro, uno está tocando en Bali o en Sidney, como les acaba de pasar, y ¿qué espera o se encuentra, porque eso sí que es otro mundo?

-Es la primera vez, por ejemplo, que hemos ido a Australia. Coincidió que el bolo número 1.000 de Berri Txarrak fue en Nueva Zelanda, en Auckland. Geográficamente es la antípoda, el punto más lejano de Lekunberri -donde dimos nuestra primera actuación- que te puedas encontrar. Ya ves, 24 años después de nuestro primer concierto en el local a Auckland, al otro lado del mundo. Se pueden hacer muchas lecturas de eso. Creo que es algo que define bastante bien la carrera de Berri Txarrak.

En toda esta vorágine, ¿le da tiempo a ser espectador?

-Cuando estás de gira es complicado, pero sí. Hace unas semanas estuvimos en Eibar, en el Ez Dok Fest, y aproveché para ver cosas que me apetecían, como The Soulbreaker Company, que todavía no les había visto en directo. La verdad es que disfruté un montón. Pero bueno, cuando estás de gira, sobre todo aprovechas los conciertos que pueda haber entre semana. Ahí sí que me escapo a Donostia o a Iruña o donde sea. Me gusta eso.

De este sábado en el Azkena, ¿hay algo que le apetezca ver?

-Turbonegro, Gluecifer, Joan Jett... sí, claro que hay. Y me gustaría ir el viernes también para ver a Van Morrison y otros grupos.