- Amplio y no siempre bien valorado es el patrimonio que se encuentra en las historias que, de una generación a otra, van componiendo el imaginario de una sociedad. Relatos en los que, desde lo local, se tratan cuestiones universales sea para entretener, transmitir, compartir, enseñar... argumentos difundidos de forma oral aunque también recopilados por escrito. En ese conocimiento compartido, Ane Gebara ha indagado en los últimos meses para componer un espectáculo narrativo destinado al público adulto que tiene a Araba como protagonista, Harriek kontatu didatena.
Tras dos años de trabajar con los más jóvenes, la cuentacuentos aceptó el reto de dirigirse a espectadores de más edad, más allá de que “encontrarme con el público adulto me daba respeto. Pensé: ¿qué les puedo ofrecer? Y me di cuenta de que, con los chavales, por entre mis manos pasaban muchas historias pero no las que se han contado aquí, las de nuestras amamas, las que han hecho que seamos como somos”. Dicho y hecho. Recibir la beca Gazte Sortzaileak fue el “empuje que necesitaba” para embarcarse en un proyecto cuyo primer paso era adentrarse en el territorio.
Por fortuna “hay bastante escrito, sobre todo gracias a varios curas; son los que están en el pueblo, todo el mundo les cuenta cosas y saben un montón”, sonríe la gasteiztarra. Del contacto con ellos y de las charlas con los más mayores “lo que más he recibido son sensaciones, lo que sentían cuando a ellos y ellas les contaban, que no era cuando eran pequeños, sino ya de mayores. Por ejemplo, ha sido muy interesante sentir su miedo cuando les hablaban de la piztia de Domaikia, he visto que ese miedo era de verdad”. Desde esa base, se ha trabajado con los diferentes argumentos, quitándoles capas y centrándose en el fondo de cada relato, en lo sustancial. El resultado son “historias que tienen la misma verdad que cuando fueron contadas en su momento; son mucho más actuales de lo que alguno podría pensar”.
Eso sí, para componer Harriek kontatu didatena tal y como se estrenó hace unos días en Oihaneder Euskararen Etxea ha habido que seleccionar, puesto que en el espectáculo sólo entran diez narraciones. “Hemos dejado muchas cosas fuera”, reconoce Gebara, que sí tenía claro desde el principio “que quería hacer un recorrido que empezase y terminase en Gasteiz, intentando abarcar lo más posible del territorio aún sabiendo que se iban a quedar muchos relatos fuera. Ahí están, de todas formas, seguro que volveré a ellos”.
Historias que no difieren en exceso si vienen de un punto u otro dentro del propio territorio alavés, que tienen ideas y momentos comunes, que “nos trasladan vivencias importantes por la razón que sea sin que eso signifique que nos tienen que enseñar nada”. Con todo, Gebara siente que “hemos perdido esa costumbre de juntarnos, de estar tranquilos y de contar”, no así “las ganas de oír”. Por eso, tras estar fuera de Gasteiz durante un tiempo para seguir indagando en otras tradiciones orales, su plan pasa por retomar el espectáculo narrativo sobre Álava a partir de septiembre.