Vitoria - No es la primera vez, ni mucho menos, que la Sala Fundación Vital acoge una exposición nacida de una colección privada de arte. En este caso, son los fondos que el alemán Hans Rudolf Gerstenmaier viene adquiriendo desde hace cuatro décadas los que sirven para construir una mirada a la pintura flamenca de los siglos VXI, XVII y XVIII. En total, en el caso de la capital alavesa se presentan 70 obras que se van a poder ver hasta el 17 de junio.
“Coleccionar es una aventura magnífica, un regalo” confiesa Gerstenmaier, aunque él mismo admite que también significa “tomar decisiones cuando estás delante de un cuadro”, elecciones de compra no siempre sencillas y cuya primera clave está, siempre, “en la autenticidad de la obra, es lo fundamental”. Sobre estos principios, él ha cimentado una colección en la que las comisarias María Toral y Marisa Oropesa han buceado para componer De Rubens a Van Dyck. La pintura flamenca en la Colección Gerstenmaier, una muestra que ya se ha podido ver en otros lugares del mundo aunque “aquí se ha hecho un montaje espectacular que permite ver los colores mucho mejor; es, sin duda, el más bello montaje de los que se han hecho hasta ahora”.
“Ésta es una colección que tiene obras que están a la altura de cualquier museo, una colección donde se puede ver el gusto, el amor y la pasión con la que ha sido confeccionada”, comenta Toral, quien explica que ello ha permitido en De Rubens a Van Dyck hacer “un recorrido dinámico y didáctico”.
Treinta óleos y cuarenta grabados componen este viaje por el tiempo dentro de “uno de los ciclos más sobresalientes de la historia del arte europeo” , un camino que recorrer junto a creaciones de Rubens, Van Dyck, Goltzius, Brueghel El Viejo, Momper El Joven, Martin de Vos, Brueghel de Velours, Van Kessel El Viejo, Adrian de Gryef y Verbruggen.
Retratos, paisajes, pintura floral... “los pintores flamencos fueron unos revolucionarios de su época aunque para nosotros sean clásicos”, defiende Toral, poniendo como ejemplo el uso del bodegón como protagonista y no como una parte más de otras escenas. “Son los inventores del bodegón en sí”, remarca.
La intención de la muestra pasa por conducir al espectador por esos diferentes recorridos componiendo así una visión lo más completa posible de la pintura flamenca, más allá de que el coleccionista, cómo no, tenga sus obras preferidas. “Cuando era un chaval quería ser jardinero” por lo que es fácil entender que “los cuadros de flores son los que más me gustan”, sonríe.
Pero más allá de estos detalles, la propuesta de la Sala Fundación Vital, como explican sus responsables, quiere llevar a los visitantes a un momento histórico en el que “Europa vivía la gran revolución del pensamiento religioso que provocó un cambio brusco en los motivos y temas de la pintura”, al “Flandes católico y la Holanda luterana”, que “buscaron su propio camino”. “En el territorio flamenco no fue posible separar la trascendencia de los ideales religiosos de la pintura de la nueva visión de la realidad. Los artistas de la escuela flamenca abordaron distintos géneros. En la muestra hay obras de marcado carácter religioso, obras mitológicas y retratos. También se puede disfrutar del paisaje, característico del arte flamenco del XVII, sobresaliendo, como era habitual en los artistas de Flandes, el juego de luces y sombras, con la penumbra del primer plano y la aún existente luz del atardecer que se aprecia al fondo de la escena. La pintura de animales y los bodegones son otros géneros de gran importancia en el arte flamenco”.
De todo ello se quiere tratar junto a quienes se acerquen hasta la exposición en una producción que, según el coleccionista alemán, es como “poner una pica en Flandes”. De Rubens a Van Dyck. La pintura flamenca en la Colección Gerstenmaier se podrá visitar en la Sala Fundación Vital (ubicada en la plaza de los Fueros) hasta el próximo 17 de junio de lunes a sábado de 18.00 a 20.30 horas, y los domingos y festivos de 12.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 20.30 horas, siendo el acceso al espacio gratuito.