Vitoria - “Soy yo”. Sólo que “de lo que hablo aquí es de lo que somos todos los seres humanos”. Por eso De ceniza y musgo es íntimo y personal pero, al mismo tiempo, compartido y común. “Me gustaría que el lector viera que hay muchas voces dentro de cada uno de nosotros; que se quede con la sensación de haberse metido en un torbellino sin saber muy bien dónde le ha dejado; que tenga el impulso de volver a coger el libro, tenerlo entre las manos y rememorar algún poema, o, quizá, algún verso que fue subrayado porque en el momento de leerlo le evocó algo, un recuerdo, o porque quizá comparta una reflexión conmigo y se identifique, o porque simplemente se conmovió”, explica Mary Zurbano Gauna, consciente de que “no tengo intención de darle a nadie lecciones de nada”.

Ideas, sentimientos, reflexiones, posicionamientos, miradas... que se han ido convirtiendo en palabras a lo largo de los años, hasta que la reiterada invitación de la editorial La Única Puerta a la Izquierda terminó por hacer poso en la artista, más allá de sus miedos y su tendencia hacia el perfeccionismo. Así que, aunque ha llevado su tiempo, el resultado ya es palpable y será presentado, de manera oficial, el próximo 23, el Día del Libro, en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Será en un acto de acceso gratuito que arrancará a las 19.30 horas y en el que la escritora no estará sola, ni mucho menos. Junto a ella estará la bailarina Marina Ruiz (con la que hace poco estrenó la obra Te mido en mí), así como Elisa Rueda, Ángela Serna (autora del prólogo), Marta Extramiana (creadora de las ilustraciones presentes en la publicación) y el editor Juanje Sanz.

Será la oportunidad de sumergirse en una creación que Zurbano se resiste a llamar poemario por la presencia de la prosa “aunque sea poética”. Se le ponga un nombre u otro, el libro se presenta en cuatro partes (Inevitable Yo, De Los Estados Del Revés, De Las Bestias Y Otros Agujeros Negros y Formas) nacidas en las conversaciones con Cristina Redondo. “Ella fue la primera persona a la que le pasé todos los textos que tenía y con ella empecé a darle estructura al proyecto”, más allá de que “cada poema se sustenta en sí mismo, no es necesario seguir ningún orden”.

A partir de ahí, en lo que a los fondos se refiere, Zurbano habla de “la vida, la muerte, del estar, de la duda constante, de las preguntas, de dónde están las respuestas si es que las hay”, de los sentimientos, la pasión, “de construirse y deconstruirse... Es decir, de lo que somos como seres humanos”, y en esto es fundamental la mirada al final, al tránsito que se termina, ya que como ella escribe en el libro la vida es una pena de muerte (“no me ando por las ramas en los textos”, sonríe).

Con todo, De ceniza y musgo no tiene sentido sin sus formas, sin esa parte visual de muchos de los poemas en los que la letra dice y muestra al mismo tiempo. “Es otra manera de hacer, o deshacer, de romper con lo lineal, con lo formal, siempre con una intención, un enfoque muy claro para mí y que a la vez manda señales al lector. Es algo muy meditado, pensado, una manera de componer visualmente” que habla por lo que se lee y por lo que se ve. A ello se suman las fotografías de la propia autora y las ilustraciones creadas por Extramiana (“cada una de ellas cuenta más incluso de lo que yo digo y eso que lo digo todo”).

De esta forma se construye una obra “viva, en movimiento, que no se puede acabar; es un libro muy performer” que se abre con la introducción realizada por Serna (“el prólogo me parece el trabajo de un forense”). Con todo, ahora es el turno de los otros, también de quienes se acerquen a la presentación del 23 o de aquellos que estén en Punta Umbría a principios de mayo, ya que Zurbano acudirá a una nueva edición de Edita, encuentro de editores independientes donde además realizará una performance.