Arturo Pérez-Reverte alertó ayer sobre la autocensura por miedo a las redes sociales, que “está tapando la boca” a periodistas y escritores y que él ha evitado en su última novela, protagonizada por perros: “Los perros no son políticamente correctos; por eso son machistas”.

Los perros duros no bailan, editada por Alfaguara, es una novela policíaca protagonizada por canes, una metáfora de la vida de los humanos, según ha explicado Pérez-Reverte (Cartagena, Murcia, 1951) en una rueda de prensa. “A un perro no le preocupa lo que al día siguiente salga en Twitter”, recalcó el escritor, que se permitió así “tener bula para poder contar la realidad de una forma que no podría hacerlo con seres humanos. Siendo perros, he podido contar cosas que siendo humanos se me habrían echado encima todo tipo de colectivos”.

Según explicó el autor, con esta historia no ha querido denunciar nada, aunque ha insistido en la necesidad de cambiar la legislación española en materia de maltrato animal, que considera “una vergüenza”.

La novela está protagonizada por Negro, un perro que tras haber sobrevivido a las peleas organizadas por los humanos y reconvertirse en perro guardián se ve obligado a regresar a ese infierno para rescatar a dos amigos también canes, que han sido secuestrados y obligados a pelear en naves industriales. Humor e ironía, incluso “guasa”, pero también crueldad y drama, aparecen en esta novela, según indicó Pérez-Reverte, que también tiene previsto sacar el próximo octubre la tercera entrega de la serie protagonizada por Falcó.

Un libro que le ha permitido escribir sin autocensura en un momento “terrible” en el que está en peligro la única garantía de libertad, que es la prensa libre, apuntó el escritor y académico, y advirtió respecto al día “en que se callen los periodistas por miedo a que se les eche encima un colectivo de algo”. Por eso, reconoció, el mundo de los perros ha sido “una buena coartada para escribir con una libertad que cada vez es más difícil. Se ha vuelto muy difícil escribir en los últimos tiempos, cada vez más. Hay que tener un cuidado tremendo, porque todo lo que se escribe es susceptible de crear conflicto”.

Aunque en su caso dice que ya le da igual porque un tuit o una campaña no le va a quitar lectores, a un joven lo pueden anular como periodista o como escritor, lo que considera gravísimo.

Todos los perros que aparecen en la novela son luchadores, ya que, resaltó Pérez-Reverte, la lección del libro, que no ha buscado, es que “la lucha es permanente”, de tal forma que “Espartaco siempre debe estar ahí, en la lucha por la libertad”. Según el escritor, “cualquier imbécil puede decir que es Espartaco, pero el nombre hay que ganárselo” y no se consigue “poniendo tuits”. “Hay que estar preparado para luchar” cuando haga falta, insistió Pérez-Reverte, y recordó que esta lucha ha sido fundamental para conseguir la libertad que hay en Occidente, pero que no es válida para todo el mundo. “En el resto del mundo hay muchas cosas por hacer y por conseguir y nada está garantizado, ni siquiera aquí”, apostilló.

Los perros duros no bailan, que saldrá a la venta en Latinoamérica el próximo mes, fue escrita en un mes del pasado verano por Pérez-Reverte, aunque ya la tenía “muy pensada y reflexionada”.

Negro es un héroe cansado, del tipo “revertiano”, dijo el autor, que se mostró muy orgulloso de este personaje: “Me gusta este perro, me hubiera gustado que fuera mío”.

Pérez-Reverte insistió también en que la actitud de los legisladores en España frente al maltrato animal es una vergüenza, con una legislación sobre el tema que es “una de las más infames de Europa”. El maltrato animal “casi sale gratis” porque uno puede hacer cualquier “atrocidad” y como máximo se expone a un castigo de un año de cárcel y una multa que no pagará, ha denunciado. - Efe