Bilbao - Jon Zamarripa, músico de culto desde las filas del grupo vizcaíno Cancer Moon, alternativa al rock radikal vasco de los 80 y avanzadilla del rock indie vasco de los años 90, falleció el domingo a consecuencia de una enfermedad que sufría desde hacía tiempo. La muerte del guitarrista llega justo una década después que la de Josetxo Anitua, el cantante de la banda.

El bilbaíno Zamarripa se unió al eibartarra Anitua a finales de los años 80 para crear Cancer Moon, un grupo de leyenda y referencial en el rock de guitarras alternativo vasco que, junto a Los Bichos desde Iruñea, desbrozó el camino para la generación indie, siempre desde una pasión compartida por Velvet Underground, la no wave de New York, el salvajismo de The Troggs y The Stooges, el garaje psicodélico de The Lyres, la heterodoxia de Suicide o adelantados al rock indie como Sonic Youth, en uno de cuyos conciertos en Gasteiz se conocieron y germinó su proyecto.

Zamarripa, que dejó su impronta a la guitarra en diferentes bandas, la más importante Primitivos, cuyo La caza es un himno inolvidable, debutó junto a Añitua en Sonic Youth con Hunted by snake, en 1990. Le siguieron Flock, colibri, oil, dos años después, y su canto del cisne, un tercer álbum, para muchos el mejor de la banda, titulado Moor room, en 1994.

Cancer Moon tiró la toalla en 1995 ante el escepticismo general justo antes de la eclosión indie y del éxito (limitado a la escena alternativa, eso sí) de hijos menores como los getxotarras El Inquilino Comunista. Su tres únicos discos y el documental Atrapados por la serpiente, de Álvaro Fierro e Ibon Ibarluzea, ofrecen las claves de un grupo único en el rock vasco.

Su fallecimiento se debió a un cáncer que padecía desde hace tiempo. Zamarripa, en cuya banda se puede rastrear tanto la urgencia guitarrera y virtuosa como el impacto melódico de grandes estribillos, ofreció algunos conciertos puntuales este 2018 en formato semi-acústico junto al batería de El Inquilino Comunista, Javi Letamendia, aunque su estado de salud ya hacía presagiar su fatal desenlace. - A. Portero