Hace una década las dos grandes cadenas privadas se encontraban en lo más duro de la guerra de contraprogramación: 2008 fue el año en el que Telecinco lanzó varios serranazos contra el estreno de ficciones de Antena 3. Multas aparte, esas maniobras no le salieron mal. Pero si en términos deportivos hay que saber leer el partido, en lenguaje televisivo hay que leer todas las pantallas, no solo una. Hoy estamos en otra era en la que la oferta no solo se ha multiplicado sino que se ha complicado y el espectador tiene más opciones que aguantarse. Ese nuevo tiempo audiovisual nació en febrero de 2014 cuando Telefónica demostró que iba a por todas al adquirir los derechos de la Moto GP y de la Fórmula 1 y se agigantó en julio de 2015 cuando cerró la fusión con Canal+.
Con la nueva plataforma, Movistar+, empezó a cambiar el panorama audiovisual tal como lo conocíamos y fue el primer paso hacia la televisión a la carta. Los eventos deportivos solo eran la punta de lanza de un nuevo actor que se quedaba con la mejor ficción extranjera (no solo estadounidense), se comprometía a realizar producción propia y poco a poco fue fichando a todos los grandes iconos de la televisión que iban quedando libres. Desde ese mismo momento las rivalidades y las alianzas no podían ser las mismas, pero muchos actores audiovisuales no lo supieron ver... y continúan igual. Hace tres años la mayor obsesión de los dos grandes grupos privados era la televisión pública, principalmente TVE pero también las autonómicas. Una vez que convencieron al Gobierno de Rodríguez Zapatero de que suprimiera la publicidad en Televisión Española y de que sus fondos, procedentes ya solo de los Presupuestos Generales, se redujeran por varios motivos, TVE estaba abocada a perder el liderazgo y a jugar en otra liga.
avalancha Pero la alegría en casa de UTECA no duró mucho, aunque Telecinco y Antena 3 siguieron (y siguen) peleando por un liderazgo en share cada vez más barato ajenos a unos cambios que han calado en la audiencia como hace apenas tres años no se podía ni imaginar. Como una avalancha en un lugar donde nunca antes había nevado, tras Movistar+ llegaron seguidos cuatro operadores en streaming de contenidos multimedia: Netflix (octubre 2015), HBO (noviembre 2016), Amazon Prime Video (diciembre 2016) y Sky TV (septiembre 2017). De esta forma, en menos de lo que dura una pausa publicitaria en algunas cadenas, se pasó de los canales generalistas en abierto -públicos o privados- a una oferta casi infinita que ya estaba en el continente. Sin embargo, no se decidía a entrar en el mercado español, a la cola de Europa en tasa de penetración de la televisión de pago pero a la cabeza en descargas ilegales.
Aunque estos operadores no son muy partidarios de ofrecer datos, hace tiempo que Netflix ha sobrepasado el millón de abonados y HBO tiene al menos la mitad. Más datos de Kantar Media: si en julio de 2015 el conjunto de las televisiones de pago tenía el 19,3% de la audiencia, en enero de 2018 ha sido el 22,8: tres puntos y medio más en sólo treinta meses. ¿Y la publicidad? Infoadex dice que en los canales de pago el último año subió un 16,2% y un 31,2% si se compara con dos años antes. ¿Es mucho? Que cada uno juzgue: la inversión publicitaria total en el Estado creció en 2017 un 1,8%, menos que en 2016 (2,8) y que en 2015 (4,7). En las cadenas en abierto el año pasado la subida fue del 1% pero en el conjunto de las autonómicas se produjo una caída del 10%. Este camino no solo no tiene vuelta atrás, sino que es probable que se recorra más rápido por tres motivos: muchos de quienes prueban la televisión a la carta caen hipnotizados por su comodidad y porque se puede diseñar al gusto y horario de cada uno, el futuro no muy lejano ya trae el eco de nuevos y potentes operadores como Apple y Disney y, finalmente, la torpeza de las televisiones tradicionales va a acelerar la fuga de espectadores.
anacronismo ¿A qué viene este análisis? Pues a un anacronismo reciente que nos hace retroceder en el tiempo. Si Telecinco se sacó de la manga hace dos miércoles, por fin, el estreno de la serie La verdad; Antena 3 decidió replicar con la película Palmeras en la nieve. ¿Lo mejor de todo? Ninguna de las dos cumplió lo anunciado. La cadena de Fuencarral siguió retrocediendo en el tiempo y, totalmente a traición, el sábado 17 por la mañana anunció que el lunes 19 estrenaba de sopetón La Voz kids 4, sin duda para sabotear a los Maestros de la costura de TVE.
Para ser justos, es Mediaset -y especialmente Telecinco- la que más enreda y continúa creyendo que el espectador le seguirá por los derroteros que decida. Tantos meses de liderazgo pueden haberle hecho perder la perspectiva y, de hecho, en enero ganó solo ¡por tres centésimas! A falta de contabilizar los últimos cinco días de febrero, Antena 3 es líder con el 12,9 y Telecinco le sigue con 12,8%. ¿Habrá más contraprogramación? Tal vez, porque como los dos conejos de la fábula de Iriarte, algunas cadenas tradicionales pierden el tiempo peleando por cosas que no importan y los perros les darán alcance. El día que alguna de las plataformas citadas confirme que faltan un potente canal breaking news y magazines menos triviales y ponga el dinero necesario... ese día el penúltimo reducto de las cadenas de toda la vida empezará a tambalearse sin remedio. Si descuidan su único nicho exclusivo, ¿por qué el espectador no va a preferir ver sus series, películas y documentales favoritos a la hora que le convenga, las veces que quiera y con las interrupciones que prefiera según el humor de que se encuentre? Y de momento a un precio modesto.
Mientras, los canales de siempre pueden seguir discutiendo si galgos o podencos... que la distancia se seguirá acortando. Si otros medios tradicionales como el papel impreso tienen que espabilar y adaptarse, también la televisión. Hay sitio para todos (todavía), pero cada uno tiene que encontrar el suyo sin olvidar que el reloj no se paró con Internet, ni con la crisis. En la evolución de las especies audiovisuales , como en la del resto, solo sobreviven los más fuertes y los que mejor se adaptan. Puro darwinismo... pero a algunos conejos la extinción les pillará debatiendo minucias, como les ha pillado la globalización.
LOS DOS CONEJOS
Por entre unas matas,
seguido de perros,
-no diré corría-,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero,
y le dijo: “Tente,
amigo; ¿qué es esto?”
“¿Qué ha de ser?” -responde-;
sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
me vienen siguiendo.”
“Sí -replica el otro-,
por allí los veo...
Pero no son galgos.”
“¿Pues qué son?” “Podencos.”
“¿Qué? ¿Podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos,
bien visto los tengo.”
“Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.”
”Son galgos, te digo.”
”Digo que podencos.”
En esta disputa,
llegando los perros
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.