Antonio Fraguas "Forges", el humorista gráfico que hizo de la orden de su padre su santo y seña, ser un "dibujante original", ha fallecido hoy a los 76 años dejando como última viñeta un ejemplo de la eterna lucha a favor de la justicia y en contra de la barbarie protagonizada por el ser humano.
Porque Forges (Madrid, 1942-2018) siempre se rió con, que no de la especie humana, a través de esos personajes casi siempre calvos, de gran nariz y ojos saltones con los que describió las actitudes y comportamientos que le llenaban de vergüenza, rabia o ternura.
Pero siempre con respeto, humor y originalidad, porque así se lo pidió su padre cuando le confesó su vocación de dibujante:"Que se reconozca un dibujo tuyo a quince metros". Y así lo hizo este "dibujante de chistes en serio" con sus "blasillos", los "marianos" y "conchas", los "funcionarios profundos" o sus "náufragos perdidos".
Personajes familiares y cercanos siempre llenos de asombro y perplejidad ante un mundo que no entienden que han llegado a varias generaciones de lectores después de que el autor no faltara en los últimos 50 años a su cita diaria de publicar una viñeta.
Figura imprescindible para conocer y entender la sociedad española, a través de sus genuinos bocadillos de gruesos bordes, Forges retrató el duro mundo de la crisis y los hipotecados, así como el de los jóvenes, esos que en mas de una ocasión llevó a la viñeta para contarnos lo difícil que tienen encontrar un trabajo digno.
También hay que deberle el acercar la Historia de nuestro país a aquellos que siempre han huido de los grandes tomos a través de esa ingeniosa crónica del pasado español que recogió entre 1980 y 1984 en "Historia de Aquí", que se volvió a reeditar en 2015, para recordar que "aquellos pueblos que no conocen su Historia están obligados a repetirla".
Y aquí, al igual que en los más de "ochenta y pico mil" dibujos, como así cifraba las obras que había realizado, siempre hacía gala de ese espíritu crítico y reivindicativo que lo ha acompañado hasta los últimos días de su vida.
Días amargos en los que el humorista gráfico, miembro de la plataforma "Seguir Creando", defendió el derecho a compatibilizar la producción artística de los creadores con la jubilación con un mensaje claro: que el Gobierno les "devolviera" lo que les ha "cobrado" a todos los que estaban en su situación.
Según contó a Efe en 2017, a sus 75 años, se encontraba en una situación "de película" ya que tuvo que devolver a Hacienda los cuatro últimos años de pensión, una cantidad que rondaba los 160.000 euros, por tratarse de un autor "con 79 años cotizados".
"Cómo es posible que exista un gobierno en el siglo XXI que tenga por misión ningunear a la cultura de todas las maneras posibles", denunció con una voz enérgica ausente de cualquier nota de humor.
Pero además, según denunciaba también, había dejado de percibir la pensión "generada" como trabajador técnico de TVE. "¡Y no pasa nada! -exclamaba- No está arreglado, y es tan sencillo como decir se suspende esta actuación administrativa, y lo pueden hacer perfectamente. Yo acuso al gobierno del PP de que se dedica a robar a determinadas personas, casualmente, y a otras no".
Por eso, el madrileño, nunca dudó en afirmar que había llegado el momento de que todos, "en bloque", llegarán hasta el Tribunal de Estrasburgo para denunciar "la actitud del gobierno": "porque hay mala fe y eso va en contra de los Derechos Humanos".
Algo que siempre reflejó en sus trabajos, por lo que hoy se ha apagado un trazo que siempre se esperaba, esa viñeta que con el humor como herramienta siempre fue un artículo de opinión lleno de esa libertad que siempre caracterizó su oficio.