Hasta diez sobres escondían el pasado sábado en su interior las mismas seis palabras. ‘Handia’ fue, a pesar de no llevarse los principales premios de la velada, la gran triunfadora de los Goya. “Fue una noche de Eskerrik Askos”, apunta la montadora Julia Juaniz. Además de ‘Handia’, en los últimos cuatros años otras dos producciones vascas más, ‘Loreak’ y ‘Amama’, han participado en la sección oficial del Zinemaldia, y la coproducción vasca ‘Psiconautas: los niños olvidados’ fue el pasado año una digna representante de Euskadi en los Goya al alzarse con el premio a la Mejor Película de animación, una categoría en la que casi cada año compite un largometraje de la productora irundarra Dibulitoon. El cine vasco parece gozar de un gran estado de forma desde el éxito en taquilla de ‘Aupa Etxebeste!’ en 2005, pero, ¿todo es tal y cómo parece?

“En Gipuzkoa existe una industria con técnicos muy buenos y en la que hay libertad absoluta de guion. Eso es lo que ha evidenciado ‘Handia’ en los Goya”, asegura el guionista Michel Gaztambide. Un situación propicia fomentada, según el productor Koldo Zuazua, por mucho trabajo institucional. “Desde el 2000, distintos agentes han apoyado al sector en Euskadi y eso se nota. Garaño, Arregi y Goenaga forman parte de un mismo grupo en el que estamos, entre otros, Cobeaga, Altuna y yo mismo: la generación Kimuak”, explica, en referencia al programa del Gobierno Vasco para potenciar la producción de cortometrajes.

Misma opinión comparte el compositor Joserra Senperana. “El punto de inflexión para el cine vasco fue ‘Aupa Etxebeste!’ Todo lo que ha llegado después, ha mantenido el nivel”, apunta el donostiarra, para quien estas producciones han demostrado que “se puede hacer cine en euskera tan bueno como en castellano”.

Julia Juaniz va más allá en el tiempo, hasta 1981 y el primer filme de Imanol Uribe, ‘La fuga de Segovia’. “Desde esa película, el Gobierno Vasco y ETB comenzaron a dar ayudas y encima los técnicos vascos empezaron a mejorar”, relata la navarra, quien añade que los Goya de este año han sido ante todo “un reconocimiento a Moriarti ?la productora impulsora del trabajo? y a los técnicos de Euskadi”.

Las cuatro voces coinciden en que parte de la culpa del buen estado del cine vasco radica precisamente en los técnicos. La noche de los premios de la Academia así lo refrendaron, en los que salvo sonido, todos los galardones en estas categorías fueron para ‘Handia’.

“Ya en la década de los 80 los técnicos vascos tenían prestigio, lo que pasa es que se tenían que marchar a Madrid a trabajar porque aquí apenas se daban producciones y ahora, en cambio, pueden quedarse”, indica al respecto Gaztambide.

Juaniz opina igual que el guionista y añade que hoy en día pueden complementar su trabajo entre la capital y Donostia o escoger uno de los dos destinos. “Es muy importante que puedan quedarse aquí y disfrutar de la calidad de vida que hay, pero también es muy importante que puedan salir fuera y trabajar en otras producciones”, comenta, al tiempo que pone como ejemplo directores como Álex de la Iglesia o Enrique Urbizu.

Visto el nivel técnica de ‘Handia’, sorprende que no se hiciera con el premio al mejor filme. “Es extraño que no ganase ni película ni director, cuando no solo a nivel técnico, sino también al artístico demostró la calidad que existe en Euskadi”, observa Senperena.

plataformas ‘online’

Sinergias durante la crisis

“Euskadi es una fuente de coproducción”

La industria cinematográfica mundial se resintió notablemente con la crisis económica. La vasca, al parecer, no tanto. “La crisis golpeó a estructuras con empresas muy grandes. En Euskadi existe un perfil de productores diferentes; pequeños y que se unen en proyectos en común”, afirma Zuazua, para quien residir en Euskadi es “una fuente de coproducción”. “Que sean películas puramente vascas, íntimas, son la particularidad idónea para atraer gente de fuera”, añade.

“Mientras que en el Estado acaban de levantar la cabeza, en Euskadi las sinergias se mantuvieron durante la crisis”, señala, por su parte, Gaztambide. El guionista afirma que todas las producciones actuales vascas son el fruto de todos esos años en los que, bajo el amparo del Gobierno Vasco, se mantuvieron las líneas de actuación.

No obstante, para Juaniz, los gobiernos no siempre han respondido como se les requería, ya que a la hora de definir el cine no han hecho una diferenciación entre industria y cultura. “Tanto el cine grande como el pequeño deben convivir. Los Gobiernos deben apoyarlo conscientes de su repercusión económica, pero además sabiendo que es cultura que enseña a la gente”, asegura tajante, añadiendo que también deben atenderse las nuevas narrativas y sobre todo “que no se quede nunca ningún trabajador sin cobrar”.

Para Senperana, la clave para sobrevivir en los peores momentos es la misma que para avanzar en el futuro: conectar con el espectador. “Da igual si es una película intimista, una historia ambiciosa o un filme de ciencia ficción, lo que hace bueno el cine es que sepa llegar al que lo está viendo”, opina el compositor.

De cara al futuro, se espera la llegada de un nuevo agente que entre al juego y que aún no se sabe cómo aterrizará en la industria vasca. “Las plataformas digitales no piensan en la taquilla, por lo que el elemento local puede ser muy atractivo. Además, normalmente, las fuentes de financiación son pocas y están muy generalizadas, pero en Euskadi no pasa así. Todo ello permitirá que surjan nuevos actores que potencien el contenido de nuestra industria”, explica Zuazua.

Gaztambide también lo cree así y anima a dos entidades a no quedarse atrás. Por un lado, para el guionista, Bizkaia debería seguir el ejemplo de producción de Gipuzkoa. “En Euskadi no se pueden hacer 50 películas al año, pero tras el éxito de ‘Handia’, Bizkaia también debería animarse y seguir la línea de Gipuzkoa”, señala. Y por otro lado, opina que ETB debería ser más ambiciosa. “En cuanto a presupuesto no puede equipararse a Movistar, pero podría seguir su ejemplo. Los técnicos de aquí ya han demostrado de lo que son capaces”, concluye. l