Vitoria - Puede ser óxido de hierro. O tal vez restos de lombarda. O maquillaje procedente de una peluquería. O vino tinto, tanto crianza como reserva. No es que cualquier material sirva, que también, es que la elección, en muchos casos, no es gratuita. Significa, como sucede en uno de los casos, el recuerdo de un amigo que ya no está. El trabajo con elementos reciclados es una constante en muchas de las producciones de Brenan Duarte. Es más, esta vez hasta reutiliza e interviene en obras creadas a mediados de la década de los años 90 para generar piezas nuevas casi 20 años después. Tampoco hay una unidad en cuanto a las técnicas. “Me gusta crear desconcierto”, sonríe el artista y gestor cultural.
Lo hace en el Querida María, rodeado de Desioaren loreak-Flores de deseo, exposición que se acaba de abrir esta semana en el espacio de la plaza Santa María, donde permanecerá hasta, por lo menos, mediados de marzo. En total, son 14 obras las que se despliegan en el local, aunque en el arranque del recorrido es la palabra la que marca la senda. En dos paneles, tanto en euskera como en castellano, se suceden una serie de palabras que apelan, como las piezas que aparecen después, a las emociones. “Las flores son seres vivos con carga simbólica”.
Más allá de sus usos ornamentales u otros, el creador gasteiztarra destaca que, en muchos momentos de la vida, hay flores para expresar amor y esperanza, para despedir a alguien cercano, para celebrar una buena noticia, para... “Son un elemento emocional que me ha interesado siempre y que, sin yo darme cuenta, han estado presentes y están en muchas de las cosas que hago”, por lo que ha decidido reunir algunas de estas piezas, revisitando e interviniendo en aquellas más lejanas en el tiempo que no le terminaban de convencer con la mirada del hoy. Es el caso de una serie de cuadros que parece querer tapar con tul. “Alguno que ya los ha visto me ha preguntado si es que todavía no los he terminado de desempaquetar”.
Son sensaciones buscadas, que pretenden que el espectador no sea sólo eso. Pero no se trata de confundir. De hecho, cada una de las obras viene acompañada con un pequeño texto en la que se explican los materiales usados y las técnicas. “Es una información que como observador me gusta conocer, así que como autor creo que la tengo también que difundir”.
De todas formas, ahora es el momento de quienes acudan a ver su nueva propuesta en un espacio que Duarte conoce bien, no sólo porque ya ha expuesto entre estas paredes sino porque, además, ha hecho que otros creadores sigan el mismo camino. En este arranque de 2018 son sus flores, imposibles pero reales, las que hacen presente la naturaleza de las emociones.