Una interesante película sobre el mundo del periodismo norteamericano se oferta en la actual cartelera cinematográfica, firmada por el monstruo del cine Steven Spilberg, capaz de hacer de pequeñas historietas una historia llena de verdad y nervio narrativo.

La sociedad americana tiene una especial fidelidad, respeto y consideración a la enmienda constitucional que ampara la libertad de expresión, información y opinión, en un ejercicio acreditado de décadas de apoyo sin fisuras a este derecho de los ciudadanos. El sistema político norteamericano no se entendería sin la dinámica de los medios de comunicación, singularmente la prensa, en la práctica y defensa de esta libertad hoy amenazada por una presidencia agresiva, intolerante y retrograda que recuerda momentos delicados en la historia del pueblo americano de amenaza para la libertad de información. Steven Spilberg narra con mano firme y cámara acertada las complicadas relaciones entre los medios y el poder en casos reales de choque y desaforada pelea, como fue en el momento de la guerra del Vietnam (1955/75) con los llamados Archivos del Pentágono, donde se recogieron mentiras, campañas engañosas y versiones oficiales manipuladas de unos hechos sustraídos a la Opinión Pública.

Las presiones en las alturas entre editores importantes, en este caso K. Graham, editora del Washington Post, y poderosos personajes de la política o las finanzas son material clásico para construir historias de este signo como Los Hombres del Presidente, donde se narran las aventuras del Watergate que puso a Nixon fuera de la Casa Blanca.

En cualquier caso, películas más allá del sencillo entretenimiento que descubren la valentía de unos y la mezquindad de otros, empeñados en sustraer del conocimiento ciudadano manejos y abusos del poder en sistemas democráticos. Puro cine, pero también pura historia de hace unas décadas.