Los últimos coletazos del siglo XX, en el Alto Nervión, fueron testigo del surgimiento de Sobrino Sobrado, una banda de rock que, hasta en torno a 2011, dejó su huella a través de discos como A solas o Van pasando los años. Su alma mater era Iñigo Arrizabalaga, compositor, cantante y guitarrista que, a sus 55 años, ha iniciado 2018 con un repaso a su larga trayectoria artística, mediante una exposición de música, fotografía y cómic de los años 80, que se inaugurará a las siete de esta tarde en La Casona de Amurrio, y que ha supuesto en sí misma el regreso de la banda a los escenarios.
Y es que FOMIC (título de la muestra) arranca y se clausura con música en directo a cargo del propio autor, acompañado de Titi Calvo a la batería y Javier Peña Toro al bajo, es decir, Sobrino Sobrado, a quien, tras haber pasado ya por la ciudad vecina de Orduña, le han caído unas cuantas contrataciones. “La verdad es que no nos lo esperábamos, pero nos han ofrecido varios bolos y no hemos sabido decir que no. Así que es oficial, Sobrino Sobrado vuelve a la carga”, resume Arrizabalaga.
No es la única música que sonará dentro de los muros de La Casona hasta el próximo 4 de febrero. No en vano, lo sonoro es una de las tres patas de FOMIC que, además de contar con un escenario de pequeñas dimensiones en el que tendrán lugar las actuaciones, dispone de un espacio que permite pinchar música. “En Ceuta, a finales de los años 70, me dediqué a ser el pinchadiscos de muchas fiestas privadas. Iba con mis dos tocadiscos y juntando los cables de los altavoces, mezclaba las canciones bajando y subiendo los volúmenes de cada aparato; y con más de setenta singles y una veintena de LP, garantizaba música diferente durante más de tres horas. Aunque no fuese Dj, el resultado era el mismo: buena música, baile y el cachondeo de los asistentes”, recuerda Arrizabalaga que, durante la exposición, emulará sus primeros pasos con aquellos discos y equipo.
En el listado de originales, con su inconfundible sonido vinilo, se encuentran desde Black is Black de Los Bravos (1966), pasando por El Cóndor pasa de Simon y Garfunkel, El gato que está triste y azul de Roberto Carlos, Angie de Rolling Stones, Huracán de Bob Dylan, Hotel California de Eagles o Capitán trueno de Asfalto hasta Chiquitita de ABBA, Lady writer de Dire Straits, Rama lama ding dong de Rocky Sharpe & The Replays o Gloria de Umberto Tozzi, por citar alguno. “Los que ya peinamos canas recordaremos viejos tiempos y los más jóvenes entrarán en contacto con una tecnología que les resulta chocante”, resume el artista, que también ha hecho un hueco a vídeos y reportajes concernientes a su intensa relación con México D.F. y el grupo Kompadres Muertos.
FOMIC además la engloban varios cientos de instantáneas recopiladas de publicaciones de la época y presentadas en 50 tablones, que apelan a la memoria reciente de toda una generación. “Hace muchos años me dio por recortar imágenes de distintas revistas del corazón, de actualidad o deportes; las cortaba sin un patrón fijo, bastaba con que la imagen me gustase, me llamase la atención. Un día las metí en carpetas y dejé de cortar. Más de 20 años después, abro la típica caja precintada que siempre viaja contigo, descubro las carpetas y me pongo a clasificar esas viejas fotografías de finales de los 80, principios de los 90. Luego las recorto con tijera y las voy pegando en las tablas, creando con ellas las obras que expongo”, explica Arrizabalaga, “contento” del resultado de lo que él denomina “fómics”, collage de fotografías por las que desfilan desde David Bowie y Patrick Nagel, hasta carteles de cine de terror, coches o estrellas de cine y televisión de aquella época.
Más contenidos La muestra la completa una tebeoteca con ciento setenta títulos y más de mil cómics, entre los que también se encuentran dos guiones del propio Arrizabalaga: Galería de arte (1984) y El viaje de Sara (1986). Una colección particular con referencias de Asterix, Batman, Cairo, Capitán América, Conan, El Hombre Enmascarado, Kraken, La Cosa del Pantano, Mafalda, Makoki, Spiderman, Star Wars, Pulgarcito, Superman, Tarzán, TBO, Terminator, Tintín, Totem, Trokola, V, Wonder Woman, Zarpa de acero o Zona 84, entre un largo etcétera.
No en vano, Música y cómic en los años 80 es el título de la conferencia que ofrecerá, a las 19.00 horas del 1 de febrero. Tres días antes de la clausura de la muestra que, del 9 al 24 de febrero, también viajará a la sala Lamuza de la Casa de Cultura de Llodio. La elección de los tres municipios que está recorriendo FOMIC no es baladí, ya que son los que han marcado gran parte de la historia de Arrizabalaga. “En Orduña resido; Llodio es un lugar donde tengo amigos, donde he cantado muchas veces subido a un escenario, donde he organizado conferencias como la de los nietos de los revolucionarios Villa y Zapata e intercambios culturales con México; y donde gracias a su hostelería he podido organizar infinidad de conciertos como miembro de la asociación artística Trazo; y Amurrio existe en mi mente desde que tengo uso de razón”, explica.
De hecho, su padre era capitán de la Marina Mercante y práctico del puerto de Ceuta, pero todos los años al llegar el verano, viajaba toda la familia para pasar al menos dos meses en Amurrio. “Todo el año en Ceuta, giraba en torno a los recuerdos y al deseo de volver. Por ello, presentar mi obra en La Casona, después de haber organizado exposiciones individuales y colectivas de otros artistas, no sólo implica cumplir un deseo artístico y profesional, sino que va mas allá, calando en los recuerdos de una vida”, apostilla.