Cuando los historiadores del futuro puedan estudiar en perspectiva la revolución comunicacional de la RED extendida universalmente y puedan encajar en el puzle histórico la importancia de este avance tecnológico, descubrirán la poderosa musculatura social, económica y cultural de este moderno mundo que es el de Internet, la red, las redes sociales y demás aditamentos de un invento que ya está cambiando las relaciones humanas.

En este panorama de progreso, revolución técnica y crecimiento sin fin, se ha introducido un elemento de distorsión, de peligro a futuro, si no se ataja con la máxima rapidez. Las llamadas fake news es un fenómeno a combatir en los próximos meses, pues de lo contrario, la red puede convertirse en un campo de falsas noticias, donde se distorsiona, manipula y tergiversa los hechos de actualidad según los intereses de los emisores, más o menos secretos, más o menos tapados.

Y de esta forma la red se convierte en campo para la intoxicación y manipulación, con casos en Estados Unidos, Rusia, incluso en el estado español, y otros territorios. La red comienza a entrar en el juego de la estrategia de los servicios secretos, de los estados mayores de los tradicionales ejércitos como una nueva arma para desestabilizar al contrario, al enemigo.

La expresión noticias mentirosas es una expresión que refleja la sinrazón de esta realidad; colar como bueno lo que es pura patraña es un ejercicio facilitado por la potencia expansiva de internet, que permite el acceso de millones de usuarios en poco tiempo y con un único mensaje unidireccional, sin contraste ni confirmación. Una mentira al viento de las redes sociales que expanden el chapapote con inusitada velocidad. Lo que es falso no puede ser noticia nunca. La presencia y dinámica de los medios tradicionales es cada vez más necesaria en este panorama de confusión, engaño y manipulación.