Vitoria - Dentro del programa diseñado para esta gira, la Euskal Herriko Gazte Orkestra también ofrece el Concierto para Viola y Orquesta de Carl Stamitz, que cuenta con la actuación como solista de María Rallo Muguruza, quien, tras pasar por la EGO y seguir formándose en Dresde y Berlín, es desde agosto la componente más joven de la Orquesta de la Ópera de Hamburgo.

¿Cómo es volver a la EGO?

-Especial. Llegué a esta orquesta siendo bastante joven y todos los años estaba deseando que llegaran las fechas para juntarnos. Cuando dejé de participar me dio una pena terrible. Así que me hizo mucha ilusión cuando me llamó Juanjo Ocón (director).

Vuelve a tocar con ellos y lo hace como solista.

-Sí. En la EGO toqué como solista con otro chico en la gira de invierno 2015-2016. Algunos otros pequeños solos también he hecho. Pero sola, sola... ésta es la primera vez que hago de solista.

¿Impone?

-Claro. Además es uno de los conciertos más conocidos para viola, uno de los que piden siempre en cualquier prueba. Impone, sobre todo, porque lo conoce todo el mundo y tienes que hacerlo bien. También impone tocar frente a la familia y amigos. Me fui y no me han vuelto a escuchar desde hace algunos años: he perdido la costumbre de tocar ante ellos. Pero en la orquesta me están haciendo sentir muy bien, es como tocar en familia.

¿La EGO funciona como plataforma para jóvenes músicos?

-Sí, y creo que es muy importante que haya estas cosas, yo lo agradezco mucho. Yo quise dedicarme a la música por esto, por la EIO (Euskadiko Ikasleen Orkestra) y la EGO, porque desde pequeño ves lo que es una orquesta, el buen rollo que hay... Es muy importante para la gente joven, me parece que ayuda y que motiva mucho.

¿Pero sigue siendo necesario salir fuera para formarse y dedicarse a la música?

-Yo salí porque me encontré con una profesora que me encantó, quería estudiar con ella porque creía que era lo mejor para mí.

Ha estado formándose y tocando en Dresde, en Berlín y ahora en Hamburgo...

-Estuve en Dresde tres años y el año pasado estuve a la vez allí y en Berlín como academista en una orquesta. Ahora desde agosto estoy en Hamburgo. Tengo plaza en la Filarmónica de Hamburgo. Acabo de empezar, pero de momento estoy muy contenta. Toco con compañeros de 60 años y más, y están muy en forma, son muy profesionales.

Será de las más jóvenes...

-La más joven. Me suele hacer gracia, porque a veces piensan que soy academista. La verdad es que no suele darse esto, la gente suele esperar a hacer un máster o estudiar un poco más. Impone, porque piensas que por ser joven igual te pueden infravalorar... Pero a mí, por lo menos, eso también me motiva para estudiar más y mejorar, para decir: mira, yo también puedo hacerlo, aunque tenga menos años que tú.

¿Supone mucho trabajo?

-Hay que estar ahí todos los días. Si dejas de tocar un día, bueno; pero si dejas de tocar dos, se nota un montón, ya no tienes los dedos en forma. Es bastante sacrificado en ese sentido, no hay vacaciones. Siempre hay que tener las obras de la orquesta bien miradas porque si no, no van los dedos.