Peter Lindbergh hace de la fotografía de moda, la antimoda. Un estilo particular, donde la esencia de la modelo, la actriz, el personaje en definitiva, es quien captura al objetivo con una imagen real, lejana del glamur acostumbrado, y que ahora se compila en el libro Shadows on the Wall.

Habitual retratista de las revistas de moda más importantes del mundo, Lindbergh no entiende la fotografía como un vehículo para vender ropa, “para mí es algo que habla del espíritu, de la mujer”, explicaba durante una de sus exposiciones en Rotterdam.

Cuando Lindbergh (Leszno-Polonia 1944) fotografía, su intención viaja más allá de lo puramente estético y se concentra en el alma de la mujer que posa, para atraparla, para que confiese sus más íntimos pensamientos, una desnudez a la que no se da un “no” por respuesta, en sesiones sin apenas maquillaje, vestidas con sencillas prendas, donde el blanco y negro son los reyes.

Shadows on the Wall (Taschen) recopila varias imágenes de mujeres sutiles, difíciles de olvidar, fotografías que muestran una belleza distinta, desde otro ángulo, de Charlotte Rampling, Penélope Cruz, Uma Thurman, Zhang Ziyi o Robin Wright, retratadas entre el año 2015 y 2016.

Mujeres con las que el fotógrafo establece un diálogo creativo en el que, como explica la actriz Rooney Mara, “no busca que interpretes un personaje, solo que seas tú”.

“Lo meramente hermoso siempre me ha aburrido. Me interesa lo poderoso y lo real”, manifestaba Lindbergh, el primero que supo ver y retratar a una nueva generación de modelos que marcaron una época, los 90.

Suya es la icónica portada de Vogue en la que posaban Linda Evangelista, Naomi Campbell, Tatjana Patitz, Christy Turlington y Cindy Crawford, una imagen que las convirtió en un referente de las pasarelas y de la moda durante más de una década. Imprescindibles en los grandes desfiles.

En el libro de Taschen también se muestran una serie de fotografías de Alicia Vikander, ganadora del Óscar como mejor actriz de reparto en 2016 por su papel en La chica danesa (The Danish Girl).

La actriz Vikander define a Lindbergh como un hombre “de pocas palabras, que deja “libertad para explorar lo que llevas dentro, de manera que la magia fluye”. Una forma de trabajar que hace que la protagonista se olvide de sus imperfecciones y donde los primeros planos reflejan el paso del tiempo, unos ojos de mirada intensa, unos labios a punto de confesar un secreto, o unas piernas que se deslizan y reposan como si el ballet y el escenario formaran parte de su vida.

enemigo del photoshop Enemigo acérrimo del Photoshop y de los cambios rápidos en los cánones de belleza, el fotógrafo incide en que “lo bello es una idea frágil, ligada a cada individuo”, una reflexión que le lleva, según explica en el libro, a asegurar que: “Eres bello o bella cuando tienes el coraje de ser tú mismo”. Y así lo sintió Julianne Moore durante la sesión fotográfica de la que fue protagonista. “Llegué despeinada, sin maquillaje, con los ojos hinchados y él me dijo: Estás perfecta. Hace que te sientas genial”. Kate Winslet, Helen Mirren o Lupita Nyong’o son otras de las mujeres retratadas. “Cuando veo la diferencia de edad de las mujeres que formamos parte de este libro, me parece fantástico. Ninguna de nosotras ha sido retocada. Todas tenemos los años que tenemos y esa es la intención”, afirmó Winslet, una de las actrices que más ha reivindicado la figura redondeada de la anatomía femenina.

El libro recopila fotogramas desconocidos de su trabajo para el Calendario Pirelli 2017, la tercera vez que el fotógrafo se puso al frente de la recreación de los doce meses del año de la compañía de neumáticos.

La obra de Peter Lindbergh forma parte de los fondos permanentes de prestigiosos museos como el Victoria & Albert Museum de Londres o el Centro Pompidou de París.