Vitoria - La cuadragésimo segunda edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz sigue despidiéndose de escenarios. Cerrados ya el Jesús Ibáñez de Matauco y el Principal, hoy le llega el turno al Félix Petite. En concreto, a partir de las 20.30 horas, las tablas del centro cívico Ibaiondo recibirán al espectáculo Coordenadas, una creación de Olatz Gorrotxategi coproducida entre el Arriaga bilbaíno y Laurentzi dentro del programa Nuevas Dramaturgias, del que también es parte la Red de Teatros de la capital alavesa. Eso sí, en este caso los espectadores no estarán sentados en las butacas, sino que compartirán espacio con los intérpretes.
En concreto, en el caso de Vitoria, podrán acceder un total de 140 personas. Casi la totalidad del aforo está vendido, aunque todavía quedan algunos huecos disponibles por un precio único de 15 euros. “Es el formato adecuado ya que estamos hablando de teatro de proximidad y la obra pide esta cercanía”, apuntó ayer el actor y director Lander Iglesias, quien no tuvo problemas en admitir que fue un error presentar esta misma propuesta en Donostia “en un teatro a la italiana; no funcionó de ninguna de las maneras”.
De esta forma, con los espectadores a escasa distancia de los tres intérpretes que darán vida al montaje, Coordenadas llevará a los presentes a reflexionar sobre el concepto de memoria histórica pero sin caer ni en el “teatro de panfleto” ni en una “chapa”, que es “lo que mucha gente piensa cuando se empiezan a hablar de estas cuestiones”. Al contrario, lo que se ofrece es un “poema sonoro y escénico” en el que tres personas que aparecen sin nombre y casi desnudos van reconstruyendo sus vidas hacia atrás desde ese momento en que alguien decidió que no debían seguir viviendo. “Es un viaje de recuperación, de reconstrucción” en el que también se introduce una historia de amor.
La intención, como remarcó Iglesias, pasa por “hablar de la memoria histórica pero no haciendo un recuento de números, que al final son fríos, sino de las personas que hay detrás de ellos”. En este sentido, el intérprete y director apuntó que “está calando el mensaje de que no hay que hurgar en el pasado. Eso es inmoral. Una persona tiene derecho a ser reconocida y eso no tiene nada que ver con la política. Por eso este espectáculo es muy necesario, porque queremos dignificar a las personas”.