Vitoria - La cuadragésimo segunda edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz está en su recta final. De hecho, hoy se despedirá de su escenario más importante, un Principal que, eso sí, no va a tener tampoco mucho descanso puesto que la campaña navideña -que ayer inició la venta de entradas- está a la vuelta de la esquina. Para este adiós al certamen, las tablas de la calle San Prudencio volverán a presentar un lleno total a partir de las 20.30 horas para encontrarse con La cantante calva, de Eugène Ionesco.

En este caso, llega a la capital alavesa la nueva versión que ha dirigido Luis Luque de esta pieza, un último acercamiento a un montaje que cuando se estrenó a mediados del siglo pasado en París fue un fracaso total, aunque después se convirtió en un título referencial del teatro del absurdo que ha sido llevado a escena en múltiples ocasiones.

Más allá de los dos matrimonios que protagonizan el relato o de lo que la obra propone en su historia, son las formas, el uso del lenguaje, los diálogos imposibles... los que caracterizan esta sátira sobre la sociedad del siglo XX, aunque con perfecta aplicación a los tiempos actuales. “Se ha dicho que el teatro de Ionesco, el teatro del absurdo, podía suponer, en cierto modo, un teatro de advertencia social pero creo que esa etiqueta queda obsoleta y que habría que reemplazarla por otra etiqueta que transformara la advertencia en condena. De ahí la urgencia de volver a despertar a la cantante, que su no-canción vuelva a recordarnos el galimatías social en el que nos encontramos y que nos deja tan perplejos y tan desorientados”, explica el director de la obra producida por Pentación, que cuenta con un reparto compuesto por Adriana Ozores, Fernando Tejero, Joaquín Climent, Carmen Ruiz, Javier Pereira y Helena Lanza.