Vitoria - Cantante, guitarra y líder de L.A., Luis Alberto Segura no para ni dentro ni fuera de las fronteras estatales. Siguiendo el camino del rock, acude este viernes a la sala Mítika, que abrirá sus puertas a las 21.00 horas, estando las entradas a la venta por 18 euros en anticipada. El llamado Beats Tour recalará así en la capital alavesa.

Tras ocho discos -cinco de ellos con L.A.-, ¿dónde está el truco para ser fiel a uno mismo pero ser capaz también de sorprenderse con algo diferente?

-Te voy a ser sincero, no hay truco. Lo que más me ha funcionado desde que empecé a hacer L.A. y dejé de delegar en una banda donde las decisiones se toman entre varios, es a ser fiel a mí mismo. Realmente, todo lo que he hecho es lo que me ha gustado, lo que me ha apetecido, lo que me ha pedido el cuerpo y lo que he creído conveniente en cada momento. Es una forma de trabajar que no he cambiado y, mejor o peor, me está funcionando porque aquí estoy, vivo de esto. Sigo sacando discos, sigo girando y sigo ampliando horizontes. Tal vez, si hubiera tomado decisiones de una forma más comercial o hubiera pensado en esto a nivel más empresarial desde el principio, igual ahora estaría gozando de otros ingresos, pero vamos... ya te digo, lo que me ha funcionado, el único truco, es hacer lo que me ha pedido el cuerpo en cada instante.

El año pasado por estas fechas terminaba la gira de su anterior trabajo para después publicar el nuevo álbum y salir en marzo a dar concierto en varios países. ¿La palabra descanso le suena?

-No existe (risas). En mi vida, esa palabra está totalmente desvirtuada. Además, me he metido desde hace cuatro años a tener hijos, así que... De hecho, ahora estoy embarazado otra vez (risas). Pero bueno, ya descansaré en su momento. Además, no concibo vivir sin hacer música y sin estar en esto. Tampoco me apetece parar, me vale con descansar un poco a la noche cuando las niñas están durmiendo. Pero pensar en un año sabático o algo por el estilo es imposible, entre otras cosas porque también económicamente sería impensable. Además, a nivel cerebral, no podría.

Lo preguntaba también porque entre un proyecto y otro no sé si le da tiempo a pensar en por dónde quiere que vaya su sonido. De hecho, en ‘King of Beasts’ es reconocible su sello pero también se aprecian nuevos matices.

-Los hay y son fruto de lo estudiado, premeditado y buscado, así como del tiempo que he podido pasar en esta ocasión en el estudio. Esta vez he tenido la suerte de volver pensar simplemente en producir y estar trabajando ahí, pasándolo bien, buscando sonidos, improvisando, investigando... Así, lo premeditado y lo espontáneo se han unido para este disco.

¿Qué quiere provocar en el público con el nuevo álbum?

-Para mí, la mejor victoria es crear un enganche, una adicción, una necesidad de querer saber más, de vernos en directo, de seguir lo que hacemos... Es que es lo que yo he vivido. Quiero decir, que cuando me interesa una banda, cuando me he hecho fan de un grupo, he disfrutado del seguimiento que hacía a ese grupo. Me pasó con Pearl Jam a principios de los 90, por ejemplo. Te enganchan y les quieres ver en directo, leer cosas sobre ellos... Eso es lo que busco, aunque supongo que es lo mismo que pretendemos todos los que estamos en esto.

¿Ahora le da tiempo para ser espectador, para ir a conciertos, sea en primera fila o en la barra?

-Ahora soy más pasivo, aunque a diario estoy metido en mil páginas web, compro revistas especializadas... vamos, que estoy al día. Esto es mi trabajo pero es que además sigo siendo fan. Me encanta descubrir bandas, saber con qué amplis han tocado, qué productor les ha grabado, en qué salas han actuado... Sigo siendo muy de eso, solo que tengo menos tiempo.

¿Qué le parecería ese grupo llamado L.A. si les viese en un directo como el de este viernes en Gasteiz, que es donde, sin menospreciar el trabajo de estudio, a buen seguro la banda se siente más cómoda?

-Bueno, es otra historia. Yo soy muy de estudio pero cuando subes a un escenario te pasa eso, algo inexplicable, algo casi eléctrico... Creo que si viese a L.A. fliparía (risas). Creo que hago lo que me gustaría ver. De hecho, es algo importante. Si no te gusta lo que ofreces, cómo vas a venderlo. Yo cada noche me subo a un escenario para convencer a la gente de que lo que estoy haciendo es maravilloso. Pero no creo que sea un sentimiento malo o egoísta, creo que es enriquecedor y necesario.