Vitoria - Mientras Jokoa, de Parasite Kolektiboa, sigue desarrollándose en la sala Baratza hasta el domingo, el cuadragésimo segundo Festival Internacional de Teatro de Gasteiz abre este fin de semana el ciclo para bebés, una apuesta por los espectadores más pequeños que volverá a tener al Federico García Lorca (centro cívico Lakua) como punto de referencia. Tres serán las propuestas que se llevarán a cabo, incluyendo el último estreno de la compañía gasteiztarra Paraíso, que también se encarga, junto al certamen, de la gestión de un programa que cumple 13 ediciones.

Los primeros en encontrarse con los espectadores -cabe recordar que el aforo es de un máximo de 90 asistentes- serán los miembros del grupo asturiano Zigzag Danza, que mañana ofrecerán a las 12.30 y a las 18.30 horas dos representaciones de Jardín secreto. Aunque muy pocas, en este caso todavía quedan entradas disponibles. Estrella García y Miguel Quiroga serán los encargados de ofrecer un trabajo “poético” de “movimiento estático y quietud dinámica, porque todo está parado y nada se detiene”.

El domingo, con el mismo horario pero en este caso sin pases, será el turno para la visita a la capital alavesa de la compañía francesa Théâtre Bascule, que traerá hasta la capital alavesa la obra Jongle. En este caso, el público podrá dejarse llevar por un espectáculo en el que el baile y los malabares serán las herramientas para adentrarse en el mundo de los objetos.

Tras el paréntesis de los días laborables, el ciclo -y con él, el propio festival- llegará a su final el próximo fin de semana. El 25 a las 18.30 horas en castellano y el 26 tanto a las 12.30 como a las 18.30 horas en euskera, llegará el turno para el estreno de Txokolarte, la nueva producción de la compañía de Abetxuko, Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud.

Bajo la dirección de Ramón Molins y en la escenografía diseñada por Elisa Sanz, Rosa A. García y Maite Guevara serán las responsables de hacer realidad un montaje para jugar, pintar, explorar... y, también, mancharse en una sociedad actual demasiado empeñada en que todo esté y sea impoluto, sobre todo cuando de los más pequeños se trata.

Ante eso, Paraíso reivindica el derecho a manipular, experimentar, hacer... en definitiva, aprender a “transformar el mundo”, como dice Pilar López, coordinadora de la compañía. Así se quiere proponer en un montaje que tendrá una versión para espectadores de 3 a 5 años y que en breve llegará también a Irlanda y otros países europeos gracias al programa Small Size en el que toma parte Paraíso, una apuesta por los espectadores de hoy que a veces encuentra más respaldo en las instituciones comunitarias que en las vascas. “Hay ocasiones en las que tenemos dificultades en casa para hacer entender que hay que preocuparse por el público”.