Vitoria - Dice, leyendo las palabras de otro, que el objetivo del cuadro, de cualquiera de las creaciones que presenta ahora o que ha realizado a lo largo de su trayectoria, es alcanzar un estado vital, no la obra en sí. Lo hace rodeado de cuadros, dibujos y bocetos, piezas nacidas a lo largo de este año y del pasado, reclamos artísticos que llenan cada rincón de Zuloa. “Ya sabéis que me gustas los grandes formatos, algo que aquí no he trabajado; la verdad es que me ha costado un poco hacerme a esa reducción” apunta con una sonrisa Gustavo Almarcha mientras observa el resultado de Figura, muestra que se inaugura hoy para permanecer abierta al público -y los potenciales compradores- hasta el 3 de febrero de 2018.

Más allá de ese trabajo con formatos distintos o de otros cambios o novedades, el sello de Almarcha es inconfundible. Hay una marca de la casa que impregna toda la muestra comisariada por Jorge Salvador, que también ejerce su papel de fotógrafo tomando al creador como modelo. El resultado de la sesión se incluye en el cómputo global, estableciendo un cierto juego entre las instantáneas en las que aparece el artista reconocible, desenfadado e incluso divertido, junto a sus pinturas, retratos anónimos, imposibles, grotescos, abrumadores.

El dolor, el encierro, lo absurdo... se van relatando bien sea en mosaicos narrativos, en cuadros independientes, en obras con apariencia de inacabadas al dejar que aflore el propio lienzo, en piezas sustentadas en cartón, en dibujos iniciales, en... Aquí se presenta, por tanto, “la concepción de la figura con el retrato anónimo, el retrato como punto de partida y como disculpa para un trabajo colorista y de referencias postcubistas”, según expresa Salvador, consciente de que en su relación con el artista hay, ante todo, “amistad” y también admiración por su parte.

“Es un modelo fantástico”, añade el fotógrafo, que dentro de no mucho acudirá al espacio cultural Zas para mostrar más referencias del proyecto fotográfico que está llevando a cabo retratando en sus estudios a artistas alaveses, camino en el que se enmarcan la sesión realizada con Almarcha que se puede ver en Zuloa.

De hecho, en la zona expositiva de la librería, entre las pinturas de uno y las fotografías del otro se termina generando una amplia mirada a la figura actual de Gustavo Almarcha, un “artista ensombrecido por las circunstancias, pero tremendamente comprometido con la pintura y con su modo de entenderla”.