Madrid - Isabel Coixet estrena mañana una nueva película, La librería, en la que la directora catalana ha volcado todo su amor por los libros y por las palabras que tanto han marcado su vida profesional y personal. “Uno no puede huir de sí mismo”, dice en una entrevista con Efe.
Reconoce con un gesto el cansancio que le produce la situación en Cataluña y el malestar que le ha causado decir lo que piensa. “Uno habla, escribe y dice con la sensación de que ya no sirve para nada”, se resigna.
Por ejemplo, señala como metáfora, “muchos libreros que hayan leído La librería habrán pensado que no es tan buena idea abrir una tienda de libros, pero la gente sigue abriendo librerías. Y la gente sigue diciendo lo que piensa: sólo es cuestión de sentido común, de respeto y de calma”, resume.
Coixet, convaleciente de un brazo roto a causa de una caída, conversa con Efe en Madrid, acompañada por la actriz principal, Emily Mortimer, que ha viajado desde Nueva York para apoyar el estreno de la película este viernes en las salas españolas.
La librería, basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald, cuenta cómo Florence Green (Emily Mortimer), viuda de un soldado de la Segunda Guerra Mundial, consigue abrir una librería en un viejo edificio de Hardborourgh (Inglaterra), en contra de la opinión de la reputada y caprichosa Violet Garmart (Patricia Clarkson), que quiere abrir allí un centro de arte.
Lo que parece una decisión sencilla y casi poética de la mujer se convierte en misión imposible; a Florence sólo le ampara un ilustrado vecino (Bill Nighy) con el que mantiene una deliciosa relación casi platónica.
“Florence estaba muy enamorada de su marido y guarda de él un gran recuerdo, pero es una mujer modesta, de clase media que intenta llevar una vida normal. Sólo cuando emprende esta lucha por abrir la librería se da cuenta de lo profunda que es la pasión que siente, se sorprende de sí misma, y a los que la rodean, cuando ve lo lejos que está dispuesta a llegar”, explica a Efe Mortimer.
Para la actriz británica, las mujeres siguen hoy teniendo las mismas dificultades para lograr sus sueños
“Mi experiencia es que intentar hacer una película independiente te lleva al mismo viaje de Florence, es esta misma historia -enfatiza-, todo el mundo te dice que no, nadie te quiere ayudar, y lo intentas una y otra vez y fracasas casi siempre”.