Barcelona - El escritor madrileño Andrés Barba ha ganado el XXXV Premio Herralde de novela con una obra conradiana, República luminosa, sobre una sociedad dominada por unos niños salvajes, mientras que la novela La extinción de las especies, del argentino Diego Vecchio, ha quedado finalista.
República luminosa parte de la aparición de 32 niños violentos de procedencia desconocida que trastocan la vida de San Cristóbal, una pequeña ciudad tropical encajonada entre la selva y un río. La novela nace, explicó ayer el autor, de dos lugares: “Por un lado, una traducción monumental que hice junto a mi mujer de los relatos completos de Joseph Conrad, con quien comparto una ciudad tropical, junto a un gran río y una selva enorme; y además, el documental polaco Los niños de Leningradsky, que narra la historia de unos niños que viven en la estación de tren Leningradsky”.
Barba se siente atraído por “esa frontera difusa de Conrad que desdibuja los límites entre la civilización y la barbarie” y en el documental se interesa por cómo es una república infantil, compuesta por “niños que son la negación de la infancia, aunque sigan comportándose como niños”. Admite Barba que hay temas que le han preocupado siempre, como la infancia, en este caso prepúberes de entre 9 y 12 años, “niños que están en tierra de nadie”, porque para el autor “son los momentos de más confusión, más ambigüedad”, que ya había tratado en novelas anteriores suyas como Las manos pequeñas o Agosto octubre.
El ganador piensa que su novela es “estrictamente realista”, aunque no le desagrada que se mueva en “cierta indefinición, como sucede también en Conrad”.
La novela está escrita en un tono de crónica, explicada por un narrador veinte años después de los hechos, una estrategia que le permitía “jugar con cosas que habían sucedido antes de la muerte violenta de los niños”. A partir de esa crónica tejida de hechos, pruebas y rumores, el narrador habla de cómo la ciudad se vio obligada a reformular no sólo su idea del orden y la violencia sino hasta la misma civilización durante aquel año y medio en que, hasta su muerte, los niños tomaron la ciudad.
En nombre del jurado, Gonzalo Pontón destacó que República luminosa, que se publicará al igual que la finalista el próximo 29 de noviembre, se abre con una cita de Paul Gauguin que da pistas sobre la novela: “Soy dos cosas que no son ridículas, un salvaje y un niño”. Según Pontón, la novela habla de “la inocencia salvaje, de la atrocidad que se puede ver a veces en los niños” y, conforme avanza la historia, “hay un elemento de angustia que se va apoderando del lector al ver cómo el narrador presenta a los niños protagonistas”.
El ganador se ha impuesto entre las cinco novelas finalistas de las 626 presentadas al galardón, dotado con 18.000 euros. El jurado del premio ha estado integrado por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Jesús Trueba, Juan Pablo Villalobos y la editora Silvia Sesé.
Diego Vecchio La novela finalista, La extinción de las especies, es una historia natural de los museos, que nacen, se expanden, se agotan y se derrumban para atesorar aquello que fue, que ya no es, ni volverá a ser, pero que se obstina en persistir. Es también, ha precisado su autor, Diego Vecchio, “una historia alternativa y estrafalaria sobre la fe en el progreso, el ansia de descubrimiento, la pulsión taxonómica, la manía de coleccionar y restaurar”. El jurado ha subrayado el “caudal de ironía y humor sorprendente” que destila la novela de Vecchio, quien construye “juego de apócrifos” y un texto “en la línea de una cierta narrativa distante y emocionada del siglo XIX”.
Vecchio reveló que, para escribir esta novela, se inspiró en un libro que hizo Flaubert al final de su vida, Bouvard y Pécuchet. - Efe
Escritura de novela. Desde el 23 de febrero hasta el 5 de mayo, Andrés Barba impartirá un taller de iniciación a la escritura de novela en el MUN.