Vitoria - En el marco del programa Cita con la Poesía, la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa recibirá el próximo día 10 a las 19.30 horas a la escritora andaluza Ángeles Mora, que en las últimas semanas se encuentra viajando por diferentes puntos del Estado para presentar la antología La sal sobre la nieve, título que ha tomado el relevo al premiado Ficciones para una autobiografía.
Desde sus primeras publicaciones en la década de los años 80 hasta ahora ha llovido lo suyo. ¿Cómo abarcar en una misma antología un camino tan largo?
-Es muy complicado. Está hecha por la profesora, poeta y escritora Ioana Gruia y su primera opción era mucho más larga que la antología que ha salido. Era imposible para la editorial. Le dijeron que para publicarla así teníamos que poner todos los poemas seguidos, sin darles a cada uno una página. Yo dije que no, que cada uno tenía que tener su espacio, así que la única solución era quitar poemas. Claro, para eso me pidió ayuda y me ha dado mucha pena tener que despedirme de escritos que me apetecía mucho que estuvieran en este título. Así que ha sido un proceso bastante difícil. La primera antología que me hicieron [en 1995] estuvo a cargo de Luis Muñoz y se centraba en mis cuatro primeros libros. La actual ha quedado muy bien, no creas, pero me da pena que no estén algunos poemas (risas).
A veces, cuando se hacen este tipo de retrospectivas, parece que a la persona se le está diciendo: bueno, ya has llegado, el camino no va más allá.
-En otras disciplinas no sé, pero en la poesía no. Como los poemarios mueren muy pronto porque las editoriales no los mantienen cuando se termina la primera edición, las antologías se convierten en una buena herramienta para encontrar poemas de los libros antiguos. Esa idea que apuntas sí, tal vez, tendría su sentido cuando se hacen libros en los que se recogen trayectorias poéticas completas, que es algo que a mí me gustaría hacer en su momento.
Seguro que en las presentaciones que está teniendo de la antología toca hablar también de ‘Ficciones para una autobiografía’, el título con el que ganó el año pasado el Nacional de Poesía. El galardón no deja de ser una gran noticia pero, ¿tiene la sensación de que termina tapando lo que, por ejemplo, ha hecho usted más allá de este libro?
-No, no creo que tape. Al contrario, hace que se despierte la atención sobre tu obra anterior. En poesía es difícil conseguir que un nombre salga en los periódicos. Los libros tienen vida corta, como decía antes, y la repercusión suele ser poca. A raíz del premio yo he notado que la situación ha cambiado mucho en este sentido. Ahora se quiere conocer más mi poesía y eso que llevo publicando desde hace muchos años y he tenido otros galardones. Aún así, a pesar de esos reconocimientos anteriores, la poesía se lee menos de lo que quisiéramos y tiene ese problema. Pero ya te digo que después del Nacional de Poesía esa atención sobre mi obra ha cambiado indudablemente.
¿Qué es más complicado: dedicarse a la poesía o hacerlo y además ser mujer?
-Es más complicado siendo mujer, sin duda. Tenemos menos visibilidad, es algo que notamos desde siempre. Hace ya tiempo, hacíamos unos encuentros de mujeres poetas para darnos a conocer puesto que en los medios de comunicación se nos atendía muy poco. En una de esas citas conocí a Ángela Serna, que es quien me ha invitado a ir a Vitoria. Y fue ella también la que me llevó a vuestra ciudad a otro encuentro de mujeres autoras. Pero dejamos de hacer estos encuentros porque no queríamos apartarnos a nosotras mismas de la corriente general de la poesía.
Entre tanto ruido político, social, económico... ¿la voz de la poesía se ahoga o se hace más necesaria que nunca?
-Es más necesaria que nunca. La poesía es una forma de reflexionar sobre la vida, de pensar, de comprender lo que está pasando y de cambiar la forma de mirar al mundo. La poesía no puede aspirar a más que a crear conciencias. No puede cambiar el mundo pero sí crear conciencia sobre lo que pasa.
¿Le queda por aprender de la poesía o a estas alturas ya...?
-Me tiene mucho que enseñar. Ahora estoy que casi no puedo leer porque con las presentaciones de la antología voy de un sitio para otro y no tengo el tiempo necesario. Tengo muchísimas ganas de sentarme a leer tranquila. La poesía siempre me va a decir cosas. A nivel personal, la poesía me ha hecho como soy. He llegado a cambiar mi vida por ella. Para mí, la poesía es una manera de pensar, de reflexionar sobre lo que vemos.
Si se encontrase con aquella Ángela de principios de los 80 que estaba a punto de publicar su primer poemario...
-A la chica que fui le diría que no dejara de seguir siendo la chica que fui, que no dejara de tener curiosidad por la vida, la poesía, por lo que sucede en el mundo, que tenga siempre la mirada abierta al porvenir. Yo me casé muy joven, tuve tres hijos y no tenía tiempo ni para escribir ni para leer. Cuando se hicieron un poco mayores fue cuando empecé a escribir y a publicar, incluso a estudiar en la Universidad de Granada. A ese cambio vital me ayudó mucho la poesía.