Los operarios no se detienen y los soportes sobre los que se van a asentar los cristales están ya visibles. Ante los ojos, máxime teniendo en cuenta los días tan despejados que está haciendo estas semanas, queda buena parte de la capital alavesa. Unos metros más allá, en la zona donde se alza la gran escalera de madera que sube a lo alto de la torre, también se va a colocar el mismo sistema, generando un gran mirador que promete ser espectacular. A un lado y al otro, Gasteiz observa y va a ser observada. La Catedral Santa María dará en diciembre un nuevo paso dentro de su recuperación abriendo una gran ventana a la ciudad, también a un 2018 en el que esperan varios retos y trabajos que seguir realizando con el objetivo de terminar en 2020 las obras esenciales de rehabilitación y consolidación del templo.
Mientras se sigue desarrollando el programa de actuaciones 2016-2020 y tras celebrar a finales de septiembre la última reunión de su patronato, la Fundación Catedral Santa María muestra una gran satisfacción por la finalización de las obras en la cubierta del pórtico. “Ahora mismo, las visitas ya están pasando por esta zona pero cuando todo esté terminado va a ser un lugar con un encanto increíble”, apunta Jon Lasa, gerente de la entidad encargada de garantizar el futuro de un edificio que en 1994 tuvo que cerrar sus puertas por los peligros que presentaba y la situación de colapso a la que parecía abocado sin remedio.
Tras terminar los trabajos y cerrar el espacio acristalado, sobre el pórtico se va a generar una sala de algo menos de 200 metros cuadrados que, en principio, quiere ser destinada a usos culturales y de encuentro. “Vamos a diseñar una programación para este lugar pero no queremos precipitarnos. Estamos barajando distintas ideas pero vamos a ir poco a poco. Está previsto que sea un área expositiva y de actividades como conferencias, mesas redondas... aunque también debemos tener en cuenta que no va a ser una sala con un gran aforo”.
En esa definición de futuros usos no se plantea de momento que el lugar pueda tener una explotación comercial, es decir, que se pueda alquilar para determinado tipo de eventos ajenos. Además “habría que tratar esa cuestión en el patronato; nunca hay que perder de vista que estamos en una catedral, es decir, no hay problema en el uso cultural, en la realización de las visitas... pero siempre que se sepa que se está en un lugar que es un templo. No hay que herir ninguna sensibilidad. Este proyecto es inclusivo e incluyente, concilia todos los intereses y por eso ha funcionado muy bien. Quiero seguir respetando eso porque nadie se tiene que sentir aquí excluido”.
De todas formas, mientras se termina de definir esta cuestión y en diciembre se presenta de manera oficial el nuevo aspecto de esta zona, el templo sigue trabajando en las cubiertas de la girola, toda vez que ya se finalizaron las de las naves laterales y ahora se concluye la del pórtico. En estos momentos se va a terminar con las cornisas de las capillas, donde se va a apoyar el tejado. A partir de ahí, se va a sacar el concurso para llevar a cabo la siguiente fase, que se realizará entre el próximo año y 2019, lo que supondrá mantener hasta entonces los techos que en su día estaban en la plaza Santa María, que han sido reutilizados para proteger al templo y a los operarios de las inclemencias del tiempo mientras duren las actuaciones descritas.
En este caso, además, la intención es que las obras puedan ser también visitables, lo que se va a traducir en la posibilidad de ofertar nuevos itinerarios. “Barajamos, por ejemplo, que se pueda tener un acceso directo a la parte de la girola que nunca se ha visto. Eso nos va a enriquecer la visita y plantear distintos tipos de recorridos”. Eso sí, ahora mismo, cuando se está trabajando en la cantería de las capillas, no es una zona de acceso al público puesto que los trabajos tienen un grado de complejidad importante.
Con todo, 2018 no sólo va a transcurrir dentro del templo, sino también fuera. En concreto, lo más inmediato pasa por el portal 103 de la calle Cuchillería, donde se va a instalar un espacio para actividades formativas y culturales. Cabe recordar que a lo largo de un año, la Catedral atiende a unos 4.000 escolares que participan en talleres que se llevan a cabo en unas instalaciones municipales situadas en la calle Las Escuelas. Ante esto, la intención es contar con un espacio ad hoc adyacente al templo. Ya se está elaborando el proyecto -“lleva su tiempo y es muy laborioso”- y a lo largo de los próximos meses se procederá a cumplimentar los pasos necesarios para sacar el concurso y adjudicar los trabajos. En 2018, el centro ya estará en marcha. Como ha expresado en más de una ocasión, a la fundación le gustaría incluir en este proyecto al portal 101, pero la entidad no es propietaria de todo el edificio y sigue sin poder contactar con la familia que posee uno de los pisos. “La solución va a llegar por el consenso pero nos está siendo imposible poder tener una comunicación”.
Para los años 2019 y 2020 quedarán las obras de ampliación del albergue y, por consiguiente, de traslado de las oficinas de la fundación y sus archivos, que pasarán del portal 93 al 99. “Va a ser un proyecto complejo por diferentes circunstancias, pero va a merecer la pena; es una apuesta importante” por ampliar un recurso que en 2016 tuvo unas 10.000 pernoctaciones.
Previsiones económicas Para poder dar estos pasos, como es evidente, el respaldo financiero tiene que ser una realidad, más allá de que el plan 2016-2020 está sustentado en el escenario de que las instituciones comprometidas económicamente con el edificio sigan aportando en el futuro lo mismo que hace un año, una previsión conservadora que no quiere, ni tampoco puede, perder de vista la crisis.
Aún así, tras la celebración del último patronato a finales de septiembre, Lasa muestra su confianza en la respuesta de lo público. “Por este lado, estamos tranquilos”, más allá de que, como marcan los trámites administrativos, se está a la espera de que cada institución tramite y, si es el caso, apruebe sus correspondientes presupuestos.
Sobre esa base de cierto sosiego tras la mencionada reunión, el gerente de la fundación apunta que el plan actual de obras “se está cumpliendo, más allá de que pueda haber en algunas cuestiones dos o tres meses de cierta espera por la propia mecánica que llevan determinados trámites. Lo que siempre debemos tener claro es que las obras que llevamos a cabo se tienen que hacer bien puesto que nos estamos refiriendo a algo que va a quedar para los siglos venideros”, también cuando pase 2020 y se termine la consolidación estructural pero se deba continuar con las labores de mantenimiento. “No es algo baladí” defiende, mientras pone el reciente ejemplo de la Catedral de Santa Croce (Florencia), donde hace nada se cayó un capitel de una columna matando a una persona. Pero ese futuro no tan lejano ya llegará. Igual que la actuación en las naves altas, que será visitable, esa “guinda” que se acometerá entre 2019 y 2020.
Espacio para actividades formativas y culturales. El edificio
situado en el número 103 de la calle Cuchillería se va a utilizar para realizar actividades culturales y formativas tras su restauración. En estos momentos, se está redactando el proyecto, “que es bastante laborioso”. Toda vez terminado, se pedirán las licencias e informes de Patrimonio correspondientes y se sacará a concurso las obras. Aquí se quiere abrir un espacio con un claro enfoque educativo, donde desarrollar las actividades que ahora se hacen en Las Escuelas.
A la espera del número 101. La situación de espera no ha variado. La Catedral quiere llegar a un acuerdo con la familia propietaria de uno de los pisos pero sigue sin poder entrar en contacto.
Ampliación del albergue. A lo largo de 2019 y 2020 se llevará cabo la ampliación al número 93 de la calle Cuchillería de un albergue que ahora ocupa los portales 87, 89 y 91. “Va a ser un obra compleja por diferentes cuestiones pero muy importante”.