Vitoria - Vuelve a casa tras haber participado hace unos días en la grabación de dos discos en Sevilla y de actuar en la Catedral de León acompañado al órgano por Jeremy Joseph. En su agenda más inmediata está acudir a Salamanca donde ofrecerá unas clases magistrales para luego continuar su camino en el Auditorio Nacional de Madrid, viajando después a Noruega. Como suele ser habitual, el contratenor gasteiztarra Carlos Mena disfruta de pocos tiempos libres. Hoy, de hecho, vuelve a encontrarse con el público de su ciudad. Sucederá en el marco de la sexta edición del ciclo de cámara del Conservatorio Jesús Guridi, que pone su punto final de la mejor manera posible. “Uno de nuestros objetivos es visibilizar a los artistas alaveses, pero en este caso es Mena quien nos da visibilidad y prestigio”, apunta Carlos Seco, director del centro educativo y cultural.

Como suele ser habitual, el recital arrancará a las 19.30 horas, estando las entradas a la venta por 5 euros (en esta ocasión, los artistas cederán los beneficios a la ONG Crane Spirit), salvo en el caso de estudiantes y personas desempleadas, que podrán acceder de manera gratuita. Frente a los espectadores, Mena estará acompañado al piano por Susana García de Salazar, con quien comparte camino dentro y fuera de los escenarios. “Tenemos una gran afinidad musical y, por supuesto, una intimidad y una empatía” que se pondrán una vez más al servicio de una programa que ambos han presentado en varias ciudades (por ejemplo, las otras tres capitales de Hegoalde) pero no en Vitoria.

De la mano de Vaughan Williams y Britten se abrirá un recital en el que también se podrán escuchar composiciones de Alberto Iglesias (con un tema realizado por el donostiarra de manera específica para el dúo), Schubert, Ravel, Isasi, Paco Ibáñez, Erkoreka y Escudero. De hecho, y de manera premeditada, la parte final quiere ser un guiño a lo más cercano. “Hoy estamos viendo los resultados de la política cultural y musical engarzada con la sociedad que se llevó a cabo hace 30 años. Sería deseable que hoy sucediera lo mismo, aunque no sea así”, apunta Mena, consciente de que talento existe, de que voces como las suyas siempre acuden cuando son llamadas para asesorar, pero también de que eso no se traduce en acciones institucionales bien sea por “falta de criterio, interés, formación... no lo sé”.

A la espera de que en algún momento se pueda dar una solución concreta y real a esa situación, el contratenor no olvida sus años de estudio en el conservatorio que hoy le vuelve a abrir sus puertas. “Estar aquí es, ante todo, tener presentes muchas vivencias personales, pero recuerdo más los conciertos en los que participaba mi hermano Juanjo que lo que hacía yo”, sonríe el gasteiztarra, quien, en realidad, se formó como cantante en la Schola Cantorum Basiliensis de Basilea (Suiza).

Con todo, Mena sostiene que cualquier escenario es especial: “todas las salas tienen algo, por lo menos para mí”, más allá de que “estar aquí, poder ensayar y también actuar, es trabajar en un lugar con el que tengo afinidad”, un espacio que hoy cierra el ciclo de cámara que desarrolla con la colaboración de la Red de Teatros.