madrid - El fuego invisible, un thriller de intriga con el Santo Grial en el centro de la trama, es la novela con la que el pasado domingo el escritor Javier Sierra se convirtió por fin en ganador del Premio Planeta, dejando ya atrás la maldición de ser el eterno candidato en las quinielas previas a la gala. Una novela sobre el poder de las palabras, el trabajo de los escritores y esa alusión directa en el título al fuego que todos llevamos dentro y que en cualquier momento puede prender. Arte, asesinatos, historia y un escritor son algunos de los ingredientes del libro que pretende al mismo tiempo ser un viaje por los lugares en los que transcurre la acción, con una parada especial en Los Pirineos. Sin embargo, “la presencia fundamental es la literatura, con numerosas referencias literarias a otros autores que han sentido ese fuego que te devora cuando estás creando”.
La novela verá la luz el próximo 3 de noviembre y con ella el escritor iniciará la tradicional gira con la finalista Cristina López Barrio para la promoción del libro, que cada año consigue ser uno de los más vendidos. Aunque como explicó ayer el autor, unas horas después de recibir el premio dotado con 600.000 euros, “la función principal de la literatura no es entretener, sino despertar la curiosidad del lector, el deseo de aprender”.
La novela arranca con una declaración de intenciones, sobre el poder de las palabras: “La palabra grial es una invención que aparece por primera vez en el título de un cuento de Chrétien de Troyes. Se había hablado de la copa de Jesús en la última cena, pero grial es una palabra que se inventa en 1180 en ese texto”. La historia de El fuego invisible nace, explica Sierra, de una primera lectura de El cuento del grial, de Chrétien de Troyes, “una novela frustrada porque no termina de resolver la pregunta que da título al poema medieval de qué es el grial”.
Sierra construye “una trama de intriga, un viaje que comienza en Madrid y que termina en los Pirineos con un momento de revelación, de éxtasis”.
El fuego invisible narra, la historia de David Salas, un profesor de Lingüística del Trinity College en Dublín, que debe viajar a Madrid, donde coincide con una vieja amiga de su abuelo, al que siendo niño le hizo la pregunta troncal: ¿de dónde vienen las ideas?. En su peripecia narrativa, David Salas es reclutado casi accidentalmente para una escuela de literatura que está en funcionamiento en Madrid, donde le han ocultado la muerte de uno de los integrantes. “La explicación de las claves de la muerte de ese miembro sustenta la parte de thriller de la novela”. Aprovechando la trama de suspense, Sierra aborda temas que son su campo natural de trabajo, que “se mueven entre lo conocido y lo desconocido, entre lo natural y lo sobrenatural”. En ese sentido, el autor y periodista se siente “un escritor de frontera”.
“Yo quería despertar el fuego dentro del lector, sabiendo además que es una novela que va a estimular mucho a los que en algún momento se han planteado escribir, porque recorre los distintos momentos del proceso creativo, toca sensibilidades”, afirma el autor.