Si el Premio Planeta siempre ha sido de otro planeta, este año lo será mucho más, con toda la atención puesta en la órbita de este gigante de la industria editorial. Una edición en la que según todos los pronósticos pesarán más las estrellas políticas que literarias, si es que las literarias han pesado mucho alguna vez en un premio que, como ya reconocen los críticos, apuesta más por la literatura comercial que por la calidad, por las ventas más que por las buenas críticas. Pero en cualquier caso, esta es una opción válida en una firma que puja por mantenerse de número uno en un mercado en el que Planeta sigue siendo el líder. Los casi mil invitados a la cena literaria estarán más atentos mañana a la foto, si es que se da, como se dio el año pasado, entre el rey o quien represente al Gobierno de Rajoy y Puigdemont (o alguien de su equipo) que al nombre del ganador/a y finalista.
Y no es para menos, ya que el Premio Planeta de este año puede marcar un antes y un después en la historia de este galardón literario, porque tal vez este domingo por la noche viva su última cita en Barcelona, la ciudad en la que se creó. El galardón llega en uno de los momentos más complejos para Catalunya y por extensión para la gran editorial catalana que el pasado martes, poco después del discurso del Presidente Puigdemont, anunció su salida de Barcelona. A través de un comunicado el Grupo Planeta explicaba que hacia efectivo “el traslado del domicilio social de Planeta Corporación a Madrid, en la calle Josefa Valcárcel, 42, en cumplimiento del acuerdo adoptado por el Consejo de Administración el pasado lunes. La decisión se ha tomado ante la inseguridad jurídica que se genera y para proteger los intereses de accionistas, empleados y del proyecto empresarial. El traslado del domicilio social no comporta movimiento de empleados ya que el grupo cuenta con sedes operativas en diversas ciudades de España”.
Después de esto, la editorial no ha querido añadir nada más a la espera de la rueda de prensa de hoy con su presidente Josep Creuheras, donde acudirá junto al jurado del Premio para hablar de este tema y de las diez obras finalistas de este año. Las preguntas no creo que sean sobre las tramas de ficción de esos originales sino sobre la realidad política actual. Los protagonistas esta vez no están en los libros.
Cataluña lidera el mercado
El 44% de la edición en castellano
Era un paso anunciado. El grupo había dicho ya en repetidas ocasiones que si Puigdemont declaraba la independencia de Catalunya en cualquier forma, oficial o no, con efectos inmediatos o con prórroga, trasladaría su domicilio social a Madrid. Y así lo ha hecho y con ello la industria editorial de Catalunya pierde uno de sus pilares, aunque queda por ver los efectos de ese traslado. Según los últimos datos, Barcelona es hoy por hoy la capital de la edición española: produce el 44% de los libros que se editan en castellano en España, unos 27.078 títulos y acumula casi el 51% de la facturación del sector, que en 2016 se tradujo en 1.176 millones de euros, frente a los 981 millones de los sellos de Madrid.
Pero la noticia de la marcha de la editorial no ha pillado de sorpresa a nadie. Planeta ya lo había dicho en otros momentos políticos, concretamente en el año 2012 José Manuel Lara Bosch, sucesor de José Manuel Lara, el fundador del grupo con sede en Barcelona, aprovechó también la rueda de prensa previa al Premio para exponerlo. Esa decisión la confirmó el actual presidente, José Creuheras al acceder al cargo tras la muerte del heredero de Lara.
Según recogía esta semana La Vanguardia, la marcha de Planeta es una decisión más meditada de lo que se ha dicho, no obedecería sólo a la declaración concreta del presidente Puigdemont, ya que la editorial llevaba años hablando de la inestabilidad política y las consecuencias en su negocio con la mirada puesta ya en ciudades como Madrid o Sevilla.
En Planeta publican más de 15.000 autores
El Grupo Planeta lidera el mercado editorial en España y en América Latina, es el segundo en Francia y está entre los diez primeros del mundo, según información de la propia editorial. Cuenta con más de 100 sellos editoriales que abarcan todos los géneros literarios y un catálogo de más de 15.000 autores españoles y extranjeros, clásicos y contemporáneos. El grupo constituye el principal conglomerado editorial hispanoamericano, con una facturación de 3.300 millones de euros anuales, de los que 1.815 corresponden a las divisiones de libros. Representa en torno a un 18% del mercado.
Entre las principales editoriales del grupo están algunas con gran arraigo en Barcelona como Seix Barral y Destino. Parece claro también por el momento que el traslado no afectará a las editoriales en catalán como El Grup 62, que pese a pertenecer a Planeta, no cambiará su sede social.
Pero el Grupo Planeta no es solo un gigante sello editorial. En los últimos años se ha consolidado como uno de los grandes grupos de comunicación españoles al ser accionista del diario La Razón y de ATRESMEDIA, que incluye los canales de televisión Antena 3, la Sexta, Neox, Nova y Mega; las emisoras de radio Onda Cero, Europa FM y Melodía FM.
Otras firmas se plantean seguir a Planeta
El sector editorial catalán está preocupado también por cómo la marcha de Planeta pueda afectar a otros sellos con sede en Barcelona. Es el caso de Penguin Random House (PRH), que agrupa a 37 editoriales. Actualmente es la división en lengua española de la compañía editorial internacional Penguin Random House, fundada el 1 de julio de 2013 tras la fusión de la división editorial de Bertelsmann, Random House, con la del grupo Pearson, Penguin. En la actualidad, la alemana Bertelsmann cuenta con un 75% de las acciones, mientras que la británica Pearson es propietaria del 25% restante. En un comunicado, el grupo aseguraba que “seguimos de cerca la situación y en caso de que haya cambios evaluaremos la situación en consecuencia y tomaremos entonces todas las medidas necesarias para defender los intereses de autores, lectores y empleados”. El grupo acoge editoriales como Alfaguara, Grijalbo, Debate, Lumen y Plaza&Janes.
Los responsables de otra gran editorial, Salamandra, también advierten de que en caso de independencia real, “Salamandra se vería obligada a trasladar su actividad a otra ciudad fuera de Catalunya”. Pero hasta ahora no lo han hecho. Anagrama, por su parte, descarta por el momento su salida de Barcelona.