sitges - El actor Frank Langella, que ayer recibió el Gran Premio Honorífico del Sitges - Festival de Cine Fantástico de Catalunya, y conocido por su interpretación de Drácula de John Badham en 1979, reivindicó la humanidad, caballerosidad y elegancia del conocido vampiro, destruido por la incomprensión de los demás: “La ignorancia conduce al deseo de destruir el que es diferente”.
En la rueda de prensa de ayer, explicó que Drácula, que en realidad era una persona con problemas, era visto como malvado por los demás, que no comprendían su necesidad de sangre para sobrevivir, y dijo que esta destrucción ocurre a menudo por “gente inculta que no entiende al que es diferente” a ellos y pretenden destruirlo, como pasa con la homofobia, el machismo y el racismo.
Después de ver interpretaciones anteriores como la de Bela Lugosi y la de Christopher Lee, releyó el libro para buscar qué podía aportar él al papel, y se dio cuenta de que era un elegante héroe gótico, solitario y sin amigos, y sin nadie que comprendiera su problema: “Pude haberme equivocado, pero ése era mi Drácula”, y añadió que fue un rodaje caótico, estresante y con muchos cambios de vestuario, pero que disfrutó.
Tambien afirmó que disfrutó mucho al interpretar a Skeletor en Masters of the Universe, un papel que aceptó porque era el favorito de uno de sus hijos, que tenía cuatro años --que se durmió cuando la vió, bromeó-, y que cuando algunas personas le preguntaban por qué lo hacía, si era un actor serio, respondía que precisamente por eso: “Soy un actor serio y me gustan los personajes épicos”, que suponen un reto.
Langella habló con un par de productores sobre la posibilidad de interpretar a Donald Trump -un proyecto de televisión y otro teatral- y bromeó que aunque no sabe si se realizará, seria un reto fascinante, como el de cuando interpretó a Richard Nixon, y añadió que, en cambio, no estaría interesado en interpretar al productor Harvey Weinstein. Al ser preguntado por este productor, acusado de abusos sexuales por numerosas actrices de Hollywood, afirmó que ya sea el siglo XV, el siglo XXI, o cualquier época, “toda crueldad hacia un ser humano está mal, y quien la comete tiene que pagar por ello”.
“Los personajes que he encarnado siempre han sido mis héroes”, confesó, y puso como ejemplo que cuando tuvo que ponerse en la piel de Nixon observó todos sus movimientos, miradas e incluso cómo transpiraba, en vídeos a cámara lenta, y que la diferencia que tenía éste con otros personajes es que era muy conocido, muy odiado y muy querido.
El actor también relató que Anthony Hopkins, que también había interpretado al expresidente, se le acercó en unos premios Oscars y le preguntó: “¿No le amas?”, y ambos entendieron lo que sentían.
“destructoras redes sociales” A preguntas sobre un nuevo tipo de fama en redes sociales como Instagram y Twitter, y cómo están presentes algunos artistas, dijo que no participa en estas plataformas: “Son destructores de magia y misterio”, y de la privacidad de las personas, y añadió que actualmente se pone el foco en lo que son noticias de última hora y todo tiene que saberse al momento.
“No hay tiempo para reflexionar, pensar, digerir un evento y decidir cómo te sientes”, mientras que él prefiere digerir lentamente la información, lo que también aplica a las relaciones, y dijo que le gustan las personas que incorporan misterio, e incluso peligro e impredecibilidad.
Por último, reivindicó “la importancia de la longevidad” y de permitir que las personas y los proyectos se desarrollen con el tiempo, frente a la voluntad de consumir las cosas instantáneamente, ante lo que alabó al director del festival, Ángel Sala, porque ha sido capaz de darle continuidad e integridad al certamen. - E.P.