madrid - Después de 65 años dedicados a la ilustración, Alfredo González (Alfredo) reconoce a sus 84 años que haber sido galardonado con el Premio Nacional de Ilustración 2017 es una “coronación final” que le viene “muy bien” y que le hace sentirse “lleno de gozo”.
Así lo expresó a Efe el ilustrador asturiano (Agüeria, 1933) tras conocer que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le otorgaba ayer este premio dotado con 20.000 euros, una cantidad que destinará a invitar a su familia y amigos a un “cocido”, así como para llenar la “huchita”: “Ya somos mayores los dos (refiriéndose a su esposa) y tenemos una pensión de autónomos”.
“El premio es una meta, una coronación final después de 65 años de oficio. Me viene muy bien, como me vino muy mal el dolor de espalda por estar dibujando toda mi vida en un palo de gallinero, en una silla giratoria horrible. Pero de momento me muevo bien, me puedo calzar”, reconocio entre risas. Con unas memorias recién publicadas, La ventana de atrás. Desmemorias de un dibujante, y otro a punto de acabar sobre el Alcázar de Sevilla, el dibujante asturiano siente que aún tiene ganas de seguir trabajando, aunque ha confesado que a “estas alturas” le “cuesta mucho más”.
“Yo uso mucho el lápiz de color y hay que presionar mucho. Dibujo tamaños grandes y por las tardes termino como si estuviese acabado”, afirmó.
Aparte de sus encargos publicitarios, el asturiano ha colaborado en revistas y periódicos como La Codorniz, El Jueves, El Papus, Muy Sr. Mío, Summa, Cambio 16, La Calle, El País y El Mundo. También es ilustrador de gran número de libros, entre los que destacan Teoría de Madrid, con textos de Francisco Umbral, y De Moscú a Nueva York, en colaboración con el escritor Ignacio Carrión. - Efe