El director Alberto Rodríguez ha sido el responsable de abrir la Sección Oficial del Zinemaldia a las series con la producción La peste, una “metáfora de la crisis y la corrupción”, que participa fuera de competición en la 65ª edición del festival, y que se presentó ayer en rueda de prensa en Donostia.

Esta serie, compuesta por seis capítulos, de los cuales durante el festival se proyectarán los dos primeros, es una producción de Movistar+, que se podrá ver a partir de enero de 2018. El elenco de actores de esta historia, ambientada en Sevilla en el siglo XVI, está formado por Paco León, Pablo Molinero, Sergio Castellanos, Patricia López Arnaiz y Manuel Solo, entre otros.

Paco León aseguró que La peste marcará “un antes y un después” por el tipo de producción, y señaló que el hecho de que esta serie forme parte de la Sección Oficial es “síntoma de que está pasando algo”. “Están cambiando las maneras de ver ficción, se están desdibujando los límites”, manifestó el actor.

Por su parte, Alberto Rodríguez ve positivo el salto de cineastas a formatos televisivos, “siempre que se haga ficción”, y destacó que los productores de La peste les animaron a asumir riesgos y complicarse.

En este sentido, y preguntado por el punto de inflexión que supone esta serie, el director señaló que en España hay “una memoria muy corta, porque estas cosas se han hecho ya con directores del pasado muy relevantes”, entre los que citó a Mario Camus. “La indicación desde el principio es hacer algo que nos permita arriesgarnos y eso sí va a ser novedoso”, recalcó.

En cuanto a su deseo de repetir en la dirección, Rodríguez aseguró haberlo pasado muy bien durante el rodaje de esta serie, que ha durado cuatro meses intensos, en los que “todos los días era un reto”. “Lo que ahora necesito es descansar, pero es posible que sí vuelva”, respondió.

PASEO A PIE DE CALLE La peste se desarrolla en Sevilla en 1587, una ciudad llena de esplendor, aunque asolada por la peste negra. Allí, Mateo, un exmilitar que huyó tras ser condenado por la Inquisición por imprimir libros prohibidos, regresa para cumplir la promesa de sacar de allí al hijo de un amigo fallecido. El director explicó que su intención desde el principio fue conseguir que el espectador diese “un paseo lo más veraz y creíble posible por la Sevilla del siglo XVI, a pie de calle”. “No queríamos hablar de los grandes hombres que han estado en los libros de historia, sino de pequeñas historias que no aparecen en ningún lado”, puntualizó.

El equipo de la serie ha intentado ser muy fiel a la luz de aquel momento, en el que las casas tenían ventanas muy pequeñas y, por tanto, había oscuridad. Por ello, el departamento de arte tenía las paredes “empapeladas” con cuadros de artistas como Caravaggio, para reflejar los contrastes del claroscuro. Tal y como detalló Rodríguez, “había días en los que el equipo de rodaje no se encontraba, porque algunas secuencias estaban iluminadas con dos velas”.

En este sentido, el director reconoció que “lo más raro del proceso fue pensar que lo que estaba haciendo se iba a ver en televisión y móvil”, especialmente en los procesos de iluminación, y admitió que algunas secuencias funcionarán mejor “en pantalla grande” que en pequeña y “a oscuras”.

El director de Grupo 7 y La isla mínima confesó que le parecen “raras” las nuevas formas de consumo de ficción en móviles, más allá de “noticias” o “bromas”, y recalcó que “esta serie está hecha para verse en un monitor bien ajustado”. Por otra parte, aseguró el director, “es como beber un buen vino en un vaso de plástico”.

Alberto Rodríguez regresa al Zinemaldia un año después de competir en la Sección Oficial con El hombre de las mil caras, Concha de Plata a Mejor Actor (Eduard Fernández). Antes, en 2014, su película La isla mínima recibió la Concha de Plata al mejor actor (Javier Gutiérrez) y el premio del jurado a la mejor fotografía para Álex Catalán.

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