James Franco no solo protagoniza esta película sobre un cineasta que ha destronado a Ed Wood como peor realizador de la historia, sino que también la dirige y produce. Junto a él en pantalla cuenta con la colaboración de su hermano Dave Franco, que interpreta a Greg Sestero, el mejor amigo de Tommy Wiseau, y quien se encargó de escribir el multipremiado libro en el que se basa la película.

Esta narra las peripecias de Wiseau y Sestero para abrirse paso en Hollywood y que, ante los continuos rechazos de las productoras, decidieron llevar a cabo su propio proyecto. “Es una alocada historia hollywoodiense pero por debajo es una historia muy universal: todo el que tiene un sueño debe enfrentarse a la idea de que le digan que no”, explicó James Franco.

The room se estrenó en 2003 -costó seis millones de dólares financiados del bolsillo del propio director- y en la premiere, aquello que Wiseau había ideado como un drama se convirtió en una comedia de forma involuntaria. A juicio de James Franco, Tommy Wiseau puso su “alma y su corazón” en hacer una película que fuese un drama semejante a los de Tennesse Williams. Durante catorce años, la película se ha ido reponiendo en sesiones golfas y gracias al boca-oreja se ha convertido, paradójicamente, en todo un éxito.

James Franco reconoció que cuando vio el filme de Wiseau en una proyección nocturna en Vancouver entendió perfectamente por qué una película tan mala se había convertido en una obra de culto, y la propia proyección se convirtió en un “evento cultural underground”. “La gente se reía y tiraba cosas a la pantalla”, explicó el director, al tiempo que su hermano relató que la primera vez que la vio lo hizo solo en una habitación y que hubiese deseado verla en compañía para sentir y reproducir ese efecto de risa colectiva y contagiosa.

Aunque suene paradójico el fracaso le llevó al éxito, peroahora “Tommy ya no puede repetir lo que hizo con The room”. Sobre esta cuestión, Franco explicó que Wiseau se dedica ahora a hacer comedias con su particular sello, con lo que ya no son tan auténticas como lo fue su ópera prima: “Ahora solo quiere ser gracioso”.