el presidente de Argentina, Hernán Blanco, es un “hombre simple”. Es alguien como vos reza el lema de su campaña. Es alguien surgido del pueblo con una vida personal desconocida para la opinión pública. Pero no, el personaje que interpreta Ricardo Darín en la nueva película de Santiago Mitre, La cordillera, que fue proyectada tras la gala de entrega del Premio Donostia, es todo lo contrario a sencillo.

Mitre trae un thriller político, muy relacionado con el equilibrio entre los países latinoamericanos. La cordillera trata la celebración de una cumbre en Chile, donde los líderes de los gobiernos de toda Sudamérica deben negociar los términos de la creación de una entidad común de explotación petrolera. No obstante, los intereses estadounidenses, también presentes en la película, tienen el objetivo de desestabilizar la unión para su propio beneficio.

Darín explicó ayer, en la rueda de prensa de presentación de la producción, que en la construcción de su personaje intentaron evitar referenciar a cualquier jefe de Estado sudamericano de las últimas décadas, para no distorsionar el contenido del filme.

En el mismo sentido habló el director de La cordillera. Mitre explicó que la película “es completamente de ficción” aunque representa problemas de la “política contemporáneos” que se dan en la región de Latinoamérica. “Por su puesto, trata la tensión regional y los intentos de romper esa unión desde distintos intereses políticos”, afirmó el realizador, al tiempo que añadió que el cine “es muy útil para entablar un diálogo con la realidad y para que el espectador pueda llevar a cabo sus propias reflexiones”.

Pese a todo, reconoce que es cierto que en la elaboración del guion -Mitre es uno de los autores junto con Mariano Llinás- se jugó a coger ciertos rasgos de algunos jefes de Estado latinoamericanos y cambiarlos de país. De esta manera, la presidenta chilena en La cordillera, interpretada por Paulina García -muy popular tras ser la madre de Pablo Escobar en la serie Narcos-, no deja de recordar a Michelle Bachelet, mientras que el presidente brasileño en la ficción, Oliveira Prete (Leonardo Franco), tiene una clara inspiración en Hugo Chávez.

“inquietante” Pero entre tanto mandatario el único que cuenta es el presidente de Argentina. El director ofrece una obra que se asemeja a un relato corto, no por su longitud, sino por lo que sugiere sobre el pasado del protagonista y no tanto por lo que muestra.

Al aparentemente sencillo personaje que interpreta Darín se le enfrenta su traumatizada hija, representada por Dolores Fonzi -miembro, por otro lado, del Jurado de la Sección Oficial-, que encarna ese hilo del que no se tira para que el espectador salga del cine preguntándose qué es lo que oculta ese mandatario.

Para el director, esta historia -la relación paterno-filial-, aunque aparentemente secundaria, es la clave de la película y de la que brota el resto del guion. “Queríamos hacer una película inquietante -explicó Mitre-. Trabajar un thriller político que fuese mutando en su propio centro. Que hiciese tambalear el propio corazón de la película”.

Hoy. Príncipe 7 (16.00 horas).

Hoy. Antiguo Berri 2 (20.15 h.).