- El director Antonio Cuadri, realizador de populares series de televisión española, como Cuéntame o Al salir de clase, presentó anoche en el Festival de San Sebastián su última producción, Operación Concha, una comedia amable y tierna donde declara su amor al cine y a los actores. “Hay un homenaje muy sentido a los actores, a la representación en su más amplio sentido. Creo que la trama, con ser loca y divertida, si no tuviera unos personajes tan potentes, quedaría coja”, comentaba ayer el cineasta horas antes del estreno.
Operación Concha, íntegramente rodada en Donostia y con el festival de cine como escenario de la trama, enlaza historias cómicas. Un equipo de cine que no ha tenido mucha suerte intenta “convencer” a una rica empresaria para que financie una película que nunca que llevará a cabo. También hay una historia de amor fraternal; otra de amistad a toda costa y varias de incoherentes relaciones que, pese a lo inverosímil de las conexiones, acaban bien.
Y ahí están Jordi Mollá, desternillante en sus papeles de estrella cubana de Hollywood y camarero chusco con acento de Huelva; Karra Elejalde, el productor “cabroncete” sobre el que recaen las culpas; una bellísima “starlett”, Bárbara Mori, remedando su vida; y una maquilladora imprescindible para los planes del grupo, Bárbara Goenaga.
“La trama es complicada, pero de lo que habla es del amor al ser humano, de la amistad, de la capacidad que tenemos de reconocer a nuestros amigos de verdad y aceptarlos como son. Del valor del afecto, de lo que uno es capaz de hacer por amor”, dice Cuadri. Los personajes, dice, “están obsesionados por el dinero, pero todos se redimen por el amor al cine -señala-. Es su objetivo: hacer películas cueste lo que cueste”.
Para Elejalde, era “fundamental” que “este canalla, que es Marcos Ruiz de Aldazabal, tuviera su parte humana y simpática”. “Para mí fue difícil, porque los compañeros se pasan la película llamándole cabrón a Marcos, acusándole de mucho morro y que no les paga. Pero está rodeado de gente igual de ‘caspas’ que él”, advierte. “Veo un claro homenaje a El golpe y a esas pelis de desfalcos y atracadores donde todos son engañados, incluso por ellos mismos”.
“Son unos canallas, unos sinvergüenzas que hacen circular maletines con dinero, que bien podrían ser una metáfora de mucha sinvergonzonería que hay en otros ámbitos”, agrega Cuadri, quien precisa que es, de nuevo, “la picaresca, tan española, pero vista con una sonrisa”. El realizador onubense, que agradece a Mollá la vuelta al cine español, tras siete años sin película, reconoce que se enamoró de la versatilidad del actor tras verle actuar en “Nadie conoce a nadie”, así que “le hicimos un poco un traje a su medida”. -Efe