John Malkovich es actor, director, guionista, diseñador de moda? Su currículum artístico es es verdaderamente extenso. Fue Premio Donostia en 1998 y estos días se encuentra en Donostia, lugar que visita frecuentemente -su hija, además, trabaja en la ciudad-, para presidir el jurado de la Sección Oficial.
Un jurado debe evaluar la competición entre varios filmes, ¿Algo así es medible?
-Medir las cosas es complicado. Lo que es interesante es ver las historias que cuenta la gente, ver qué cosas les interesan y cómo se cuentan las historias.
¿Cómo se debe juzgar una película, desde un punto de vista técnico o desde la subjetividad de las emociones?
-Sin emoción no hay sentido cinematográfico. Puede ser que una película técnicamente sea muy buena, pero si no hay una emoción que te lleve a algún lugar, ese filme no vale nada.
En esta edición del Zinemaldia no hay muchas comedias en la Sección Oficial. ¿No cree que quizá falten comedias y hay demasiado drama en la categoría principal?
-No conozco todas las películas de la Sección Oficial, aún. De las seis películas que hemos visto por ahora, dos de ellas eran comedias: C’est la vie y Ni juge ni soumise. El género no es importante, a mí me gustan los dramas pero como a todo el mundo, me gusta reírme. Aun así, sufrir un poco tampoco me importa.
En el Zinemaldia, al ser un festival popular, suele ocurrir que tras conocerse el palmarés, si no es del agrado del público, de alguna manera el jurado es juzgado por este. ¿Qué opina de esta cuestión?
-Es normal. En las pocas veces que he participado en un jurado, he pensado que parte de la decisión tiene que ver con a qué película se le puede ayudar o dar un empujón. Lo que sería un poco injusto, en cierta manera, es premiar a una película que ella sola va a tener éxito.
¿Alguna vez ha incumplido esa máxima?
-Recuerdo una vez que fui jurado, hace muchos años, en un festival de cine fantástico de terror en Francia en el que premiamos a la película Scream, de la que luego ha habido infinitas secuelas. El presidente de aquel festival fue el director británico Ken Russell, ya fallecido, y se molestó muchísimo porque elegimos aquel filme. Llegó a abandonar el jurado. Echando la vista atrás, creo que tenía razón, porque Scream no necesitaba ningún tipo de ayuda. No estamos aquí para elegir a la película que comercialmente sea todo un éxito. Esto tampoco significa que la película que se elija no sea buena. Hay que apostar por una buena película para darle ese empujón.
¿Qué más experiencias como jurado ha tenido?
-Hace pocas semanas estuve en el tribunal del festival de Angulème y tuvimos mucha suerte porque el Jurado de Estudiantes, el Jurado Oficial y el Público premiaron cada uno a una película distinta. Estoy encantado con ello.
A algunos cineastas parece no agradarles el trato con los periodistas en festivales. El propio Woody Allen, por ejemplo, en los festivales los rehúye. ¿Cuál es su relación con la prensa?
-Vengo de una familia de periodistas, por lo que no puedo tener ningún problema con ellos. Tengo 63 años y he hecho miles de millones de horas de entrevistas sobre un tema muy aburrido: sobre mí. Lo que no me gusta de los periodistas no tiene nada que ver con vosotros, sino con mi propio tiempo libre. Mi hija trabaja en Donostia y las entrevistas, por ejemplo, me quitan tiempo para poder visitarla. Aun así, respeto mucho lo que hacéis.
Hablando de su filmografía y, precisamente, al haber afirmado que es usted un ‘tema’ aburrido sobre el que hablar, ¿qué sintió cuando le propusieron rodar ‘Cómo ser John Malkovich’?
-Cuando vi el primer pase de Cómo ser John Malkovich era una película demasiado larga. Le dije a su director, Spike Jones, que debía recortar 20 minutos la película, cosa que él hizo. La única vez que he visto la película tal y como se conoce fue en el Festival de Venecia, y me pareció mucho mejor: más divertida e inteligente. Esa película me parece importante porque introdujo al mundo del cine al guionista Charlie Kaufman y a Spike Jones. Y ellos han seguido haciendo cosas muy interesantes.
Desde que hizo ‘Cassanova’ no ha tenido un rol protagonista en ninguna otra película. Se dedica al diseño de moda, hace vino? ¿Qué importancia tiene en este momento para usted hacer cine?
-Cuando llegas a cierta edad te ofrecen menos papeles. Aun así acabo de hacer una película con Louis C.K., titulada I love your daddy, en la que tengo un papel bastante importante. Además, el último año he estado girando por Europa con una especie de ópera en la que hacía el papel de una especie de Gadaffi o Sadam Husein. Todo tiene que ver con lo que te ofrecen: si es bueno, lo haces. En caso contrario, tengo tantas cosas que puedo llenar mi tiempo haciendo otras cosas, sin ningún problema.