Vitoria - Un toque por aquí, unas palabras mágicas, un juego de manos y grandes dosis de humor. El resultado de todo ello se pudo comprobar ayer por la mañana en las caras de la concurrida platea del Federico García Lorca, en el centro cívico de Lakua de la capital alavesa. Un teatro lleno a rebosar de infantes en edad de ilusionarse que, dadas las circunstancias, se postraron ante el saber hacer escénico del mago Asier Kidam, maestro de ceremonias de la primera muesca del programa de Magialdia ahora que el festival ya reside en Vitoria tras haberse hecho itinerante durante los últimos días para regocijo de la chavalería de una pléyade de pueblos del territorio histórico. Desde las 9.30 horas, el artista comandó la primera de las dos sesiones -la segunda reiteró condiciones y éxito hora y media después en el mismo escenario- de Magia para Escolares, que, como de costumbre, volvió a ser un éxito, en esta ocasión, con un espectáculo llamado 1805, La Revolución Mágica.
Kidam recreó un mundo con el siglo XIX recién iniciado, en el que el rumbo de la magia estaba a punto de cambiar. Una explosión de creatividad logró elevarla a la categoría de arte, comenzando entonces la edad dorada de la magia. 200 años más tarde, Kidam, inspirado por algunos de los míticos magos de ayer y de hoy, hizo sobre las tablas un repaso de los grandes hitos en la historia de la magia. Las ilusiones que todo el mundo tiene en la memoria, totalmente reinventadas y presentadas de una manera nunca vista hasta la fecha.
Tranvía Tras un inicio mágico, Magialdia se trasladó en transporte público para retomar una de sus iniciativas más querida: Magia en el tranvía. Desde las 19.00 horas, los usuarios del gusano verde pudieron sorprenderse de las ilusiones y juegos de manos de varios magos en las paradas de Angulema y Parlamento.