Venecia - La Mostra de Venecia encumbró ayer el cine fantástico del mexicano Guillermo del Toro, que se llevó el León de Oro por un cuento mágico, el de La forma del agua, mientras que el francés Xavier Legrand triunfó con Jusqu’à la garde, con los premios a mejor dirección y mejor ópera prima.

Mientras que las Copas Volpi de interpretación fueron para Charlotte Rampling y Kamel El Basha y el Gran Premio del Jurado para Foxtrot, del israelí Samuel Maoz.

Del Toro era uno de los favoritos de la noche y confirmó los pronósticos con el primer León de Oro para un cineasta mexicano, como él destacó al recoger el premio. “Hay un momento en la vida de un narrador, de un contador de historias, en el que lo arriesgas todo para hacer algo distinto” y eso es lo que ha hecho en La forma del agua. Con voz temblorosa y visiblemente emocionado, Del Toro quiso dedicarle el premio a “cada joven director de cine latinoamericano que sueña con hacer algo en el género fantástico” y les aconsejó que aunque les digan que no pueden hacerlo, “se puede”.

También era previsible la Copa Volpi a mejor actriz que se llevó la británica Charlotte Rampling por una compleja interpretación de una mujer contemplativa y casi silente, aislada del mundo, en Hannah, del italiano Andrea Pallaoro. Rampling se mostró feliz de un premio conseguido en Italia, un país que es su “fuente absoluta de inspiración” y donde ha trabajado con directores como Luchino Visconti, Liliana Cavani, Adriano Celentano o Gianni Amelio, sus “maestros”.

La Copa Volpi masculina causó una mayor sorpresa al ir al palestino Kamel El Basha, por The Insult, una película sobre la difícil convivencia entre palestinos y libaneses con un pequeño incidente que se convierte en un conflicto enorme, un reflejo de la situación política de la toda la zona de Oriente Medio.

El Gran Premio del Jurado fue para Foxtrot, del israelí Samuel Maoz, otra de las películas que mas gustó en esta Mostra, con su crítica a la militarización de su país y a las guerras con un estilo tan realista como onírico.

Y, sin duda, los galardones más inesperados fueron los que se llevó el francés Xavier Legrand por Jusqu’à la garde, una dura película sobre la violencia doméstica que es el primer largometraje del director, que trata el tema de una manera tremendamente honesta y directa. Legrand, que se hizo con el premio a la mejor ópera prima y con el León de Plata a la mejor dirección, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche al no poder parar de llorar cuando subió por segunda vez al escenario. “Sin vosotros -dijo el realizador dirigiéndose a sus actores- podríamos haber trabajado y escribir un guion, pero luego hay que interpretarlo y darle un corazón y vosotros le habéis dado un corazón magnífico”.

El palmarés de la sección oficial se completó con el premio del guion a Martin McDonagh, por Tres anuncios a las afueras de Ebbing, Misuri; el Especial del Jurado para Sweet Country, del australiano Warwick Thornton, y el Marcello Mastroianni al mejor intérprete emergente a Charlie Plummer, por Lean on Pete.

Y en la sección Horizontes, la segunda en importancia del festival, la mejor película fue considerada Nico, 1988, de Susanna Nicchiarelli, y el premio de mejor guion fue para Los versos del olvido, una coproducción chilena dirigida por el iraní Alireza Khatami.