vitoria - Este mes la CAV está de celebración. Una fiesta en forma de música con la que la joven orquesta de Euskal Herria (EGO) quiere celebrar sus 20 años. Dos décadas durante las que cientos de jóvenes han formado parte de esta formación que pone a los músicos en contacto con la vida profesional y los prepara para afrontarla con el mayor éxito posible. Guiando esta nave está, desde hace 17 años, el donostiarra Juan José Ocón. Su batuta dirigirá a la orquesta, una vez más, este viernes a las 20.00 horas en el Teatro Principal.
¿Cuál es el secreto para que la EGO haya cumplido 20 años?
-Comenzó muy fuerte con Juanjo Mena hace 20 años, después vino Kike Ugarte un par de temporadas y a partir de ahí arranque yo. Siempre se intenta ir in crescendo, parece que nunca puedes hacer más y cuando ya vas a cumplir 20 años se consigue con este concierto.
¿Cómo se va a celebrar este aniversario?
-Lo normal en un espectáculo así es ver una obertura, un concierto para un instrumento y una sinfonía. Sin embargo, en esta ocasión tenemos dos de las obras más grandes y famosas del repertorio universal: Scheherezade y las Danzas Sinfónicas de West Side Story. Son dos piezas que tocaremos también en este aniversario como regalo al público, porque ver una orquesta siempre es muy emotivo y más interpretando obras así. Pero verdaderamente el regalo también es para la propia agrupación y para mí como director. Son dos títulos muy ligeros de escuchar. Tienen su dificultad, pero para el público son muy cómodos. Esa complejidad está, para nosotros, en la preparación y de hecho los músicos están trabajando mucho, incluso desde antes de llegar al encuentro con sus compañeros. Practican en su casa el repertorio durante más de un mes. Luego, durante los tres primeros días, junto con los profesores van haciendo el trabajo seccional y finalmente se hace el tutti, conmigo, donde ensayan los 84 músicos juntos.
¿Por qué esas obras?
Porque un aniversario lo merece. Además, los solos de Scheherezade, son los que se piden siempre a todos los violinistas en cualquier orquesta del mundo. A esto se suma la dificultad final de los conciertos, pues no son únicamente los ensayos y lograr que salga el solo, sino ponerse todos de acuerdo con el resto de instrumentos de cuerda y hacer un trabajo en equipo, que al final es el funcionamiento de una orquesta. En la otra obra que tenemos llaman más la atención los vientos y la percusión. De hecho, el cartel de esta temporada fusiona ambas piezas con el dibujo de un violín y una trompeta. West Side Story es muy conocida y será el momento de ver la música en acción con la película. Está la banda sonora, la trama y la pelea entre dos bandas. Una guerra en la que ahora seguimos igual, entonces nos va a venir bien poder explicarlo y representarlo.
¿Como ha evolucionado la orquesta durante estos años?
- La orquesta es de 16 a 26 años. Al principio había mucha más gente con edades de 22 a 26, porque esas personas, al ser mayores, tocaban mejor. Pero poco a poco eso cambió y vimos que venían más jóvenes muy bien preparados. Ahora, la mayoría son de 16 a 21, coincidiendo los que están estudiando en conservatorios grados medios y superiores. Hay que valorar la proyección.
¿La EGO ha conseguido fomentar el gusto por la música clásica entre la gente joven?
-Sin duda. Entre el público se ve mucha más variedad de gente de la que suele ir a los conciertos de orquesta. Al ser jóvenes, vienen a verlos primos, hermanos, padres, amigos... Esto ha logrado que se descubra lo que es una orquesta, porque a veces al público le cuesta conocerlas y después muchos nos han valorado muy positivamente.También el hacer de vez en cuando películas atrae a la gente del cine y del teatro. De esta forma se abre mucho el abanico.Entonces los conciertos tienen buena acogida...
-Sí, muy buena. Hemos llegado a colgar el “no hay entradas” dos meses antes, aunque no es lo normal. Otras veces estamos hasta el último día vendiendo.¿La disciplina necesaria para tocar a este nivel la traen estudiada o se aprende en la EGO?
-La disciplina de estudio individual viene de las escuelas de música y conservatorios. La de tocar en una orquesta es distinta. A veces se lo toman como “hay ensayo de orquesta los viernes, voy allí y estudio”, pero en la EGO se les da la partitura un mes antes para que ensayen. Son conscientes de que son piezas con una gran dificultad, con lo cual no van a llegar al encuentro sin haber practicado. Esa disciplina es buena y cuando trabajen en una orquesta profesional se darán cuenta de que hay que ir con el papel aprendido y trabajado, porque el que no ha estudiado nada no avanza hasta el quinto día. Sin embargo, si se ha mirado hay avance desde el primer día.¿Qué proyección ve en los músicos?
-Hay algunos que sí que tienen un gran futuro. Otros lo tienen como algo secundario, porque ya están estudiando o empezarán una carrera. Esos ya se sabe que llegará un día en el que lo dejen. Y normalmente tienen talento, incluso los profesores que vienen a la EGO, a veces, les dicen que les ven muy bien para dedicarse a esto. Y cuando te lo dice un profesional de este nivel tienes que pensártelo. Pero al final, con 18 años, les hace falta una orientación hacia todas las carreras que hay en la que se diga no para que serían buenos, sino para lo que lo son. Así no estudiarían un montón de cosas para que luego descubran que les gusta algo diferente y acaben yendo en una dirección distinta. Yo, con la pedagodía, soy muy crítico porque en algunos aspectos vamos para atrás. Pero bueno, al final son ellos los que tienen que elegir.