Vitoria. Sentado ante una gran fotografía de Dizzy Gillespie y flanqueado por dedicatorias de grandes como Sonny Rollins y toda una galería de ilustres, Añúa desvela en una entrevista concedida a EFE el secreto de que la programación del festival lleve décadas sorprendiendo y superándose a sí misma: afición.

El presidente del certamen desborda el entusiasmo propio de un forofo del jazz, como así se define, mientras entrelaza el relato de momentos vividos junto a grandes figuras del jazz con su ilusión por los carteles que ha confeccionado para este año.

"Traigo a los músicos a los que admiro, es lo bueno que tiene dirigir un festival", confiesa sonriendo.

"Conocer a grandes músicos y hasta ganarse su amistad es otra de las ventajas" de dirigir un festival, añade Añúa, quien en todo momento reconoce la importancia de ser exquisito en el trato con los músicos, algo que le ha permitido mantener su trayectoria.

El "alma mater" de este certamen se deshace en elogios hacia la que es ahora su cantante favorita, Cécile Mclorin Salvant, que repetirá presencia por cuarta vez en los escenarios vitorianos, pero en esta ocasión en la jornada de clausura del próximo sábado.

Y lo hará en un concierto con el septeto Woman to Woman, integrado exclusivamente por mujeres, que Iñaki Añúa insiste en recordar que estaba cerrado mucho antes de que surgiese la polémica por la ausencia de intérpretes femeninas en el Azkena Rock Festival, la otra gran cita musical en el calendario de la ciudad.

Tras ellas, llegará el momento culminante, el concierto de Rubén Blades que abrirá en Vitoria su gira europea de despedida.

Añúa confiesa que fue el propio Rubén Blades quien se puso en contacto con él allá por noviembre para comentarle que se retiraba y que pensaba hacerlo con una gira de despedida. "Rubén me preguntó: ¿Te intereso? y yo le contesté, por supuesto. No hicieron falta más palabras para dar por cerrado el acuerdo", relata.

Pero cuando llega el turno de hablar de la presencia de Patti Austin en el homenaje a Ella Fitzgerald, otra de las citas esperadas de esta edición, Añúa no puede evitar que los recuerdos de las dos ocasiones en las que la gran cantante estuvo en Vitoria afloren en forma de recuerdos y hasta programas de mano de su presencia en 1982.

El presidente del festival destaca también que este año estarán dos hijos y hasta un nieto de grandes figuras relacionadas con el jazz, y de lo que esto supone de proyección futuro para este género musical que le apasiona y en el que sigue buceando en busca de nuevos valores, extremo que atestiguan los incontables discos de nuevos músicos que se apilan en su mesa.

Con uno de ellos en sus manos comenta con sonrisa pícara: "Este chico tiene muchos boletos para acabar pasando por el Principal, pero no nos adelantemos, las sorpresas a su debido tiempo".

Al hablar de TS Monk, batería e hijo del pianista Thelonious Monk al que el festival dedica este año un homenaje, Añúa expresa su frustración por que la prematura retirada del gran pianista impidió en su día su asistencia al festival vitoriano.

El veterano impulsor de este certamen musical lanza un último guiño antes de concluir la entrevista: la presencia en el escenario del Teatro Principal de Theo Croker, un jovencísimo trompetista que es nieto de Doc Cheatham, toda una leyenda.

Es, a su juicio, otra muestra de que el jazz sigue vivo, como intacta permanece su ilusión tras dirigir el festival desde hace casi cuarenta años.