el pequeño electrodoméstico que es la tele acompaña nuestras agitadas vidas con pulso diferente según estemos en una u otra estación del año, y ahora toca verano, veranito, en la que ya hemos entrado astronómicamente y lo estamos sufriendo con altas temperaturas y olas de calor sahariano a troche y moche. Dos productos clásicos de temporada anuncian el tiempo de las vacatas, el ciclista Tour de Francia y los ocho encierros sanfermineros que concentran millonarias audiencias, en un ejercicio mediático lleno de color, emoción y potencia narrativa que solamente sabe darla la tele en vivo y en directo, en retransmisiones clásicas que siguen atrayendo la atención de los televidentes, sentados ante el televisor en intensos tres minutos o en largas cabalgadas a lomo de bicicleta sufridora camino de la cima del Aubisque o Tourmalet. Arranca la primera de estas retransmisiones el 1 de julio y hasta el 25 todas las tardes, miles de aficionados y espectadores en general harán sillón-ball para seguir a los esforzados de la ruta en conocida serpiente multicolor que acogerá a lo más granado del ciclismo internacional y que hará de las tardes tiempo reservado para el deporte y sus avatares. Las chirenes apostillas, los sabrosos y curiosos comentarios de Carlos de Andrés y Perico Delgado ayudarán para el seguimiento del duro bregar de los ciclistas. Por otro lado, entre el 7 el 14 de julio, la tele se llena de emoción y color con los encierros como poderoso imán para millonaria cita de audiencia que lleva a las pantallas la carrera trepidante de un kilómetro de distancia que une los corrales de Santo Domingo con los corrales de la Plaza de Toros pamplonesa. Un acontecimiento internacional que la tele ha puesto en órbita más que la notoriedad que difundiera el premio Nobel, Ernest Hemingway. Así que, señoras y señores, el espectáculo va a comenzar. Tele en estado puro, y encima gratis.