Son, todo hay que decirlo, los integrantes de la Banda Municipal de Música de Gasteiz bastante atrevidos a la hora de salirse de su papel en algún momento puntual de un concierto, por ejemplo, cuando de una actuación para el público familiar se trata. No sería la primera vez que hacen sus pinitos como actores y actrices, por ejemplo. Eso sí, nada comparado con BANDtzaldia, el concierto-romería que la agrupación protagonizará el día 23 en la Plaza Nueva junto a Aiko Taldea y con la colaboración de la Academia Municipal de Folklore.

Será a las 20.00 horas, cuando se proponga al público un espectáculo participativo, una actuación en la que los profesores de Aiko guiarán a los presentes a través de las más de 20 composiciones de música popular vasca que interpretará la Banda bajo la batuta de su director adjunto Iker Olazabal, piezas de Sabin Bikandi con arreglos de Joserra Gutiérrez.

Pero como para correr primero hay que aprender a andar, los miembros de la centenaria agrupación vitoriana dejaron ayer por una tarde sus instrumentos para ponerse en manos de Bikandi, quien acudió a su sede de la calle San Prudencio para ponerles en movimiento. ¿Qué mejor forma de saber cómo interpretar una música pensada para bailar que dejándose llevar y practicando? Pues en esas estuvieron durante unas dos horas y media.

“Todavía hoy en día, nuestros mayores no dejan de sorprenderse cuando el público escucha inmutable sentado en un auditorio o una plaza la interpretación de valses, mazurcas o polkas. Durante siglos, música y danza han ido de la mano, y quizá por eso era habitual que los maestros de danza fuesen músicos y que los músicos supiesen de danza. Por ello, en esta sesión práctica invitamos a los músicos de la Banda Municipal de Música de Gasteiz a recuperar el oficio de saber tocar para la danza, de tocar bailando, y de aprender a escuchar el movimiento”, según explicó Bikandi.

Dicho y hecho. Una de las salas del último piso de Musiketxea se convirtió en la nueva sala de ensayos de la Banda -la habitual se encuentra en el mismo edificio pero un poco más abajo- por lo menos por una tarde. No sería descartable, además, que los intérpretes, llegado el día 23, ofreciesen alguna sorpresa extra en este sentido puesto que, como se decía antes, valor no les falta en estas ocasiones en las que hay que salirse por un momento de la partitura.