MANOLETE, mito del toreo, cumple su centenario y Córdoba lo celebra con un programa que, hasta fin de año, incluye casi medio centenar de actos, entre ellos la exposición Manolete 1917-2017 en la que se muestra el lujoso Mercedes del torero, que volvió a circular por las calles de la ciudad.
Azul oscuro y crema, con cromados y cuatro faros delanteros, el Mercedes fue adquirido de segunda mano en 1939 por el diestro, que lo guardaba en una cochera de Madrid y lo vendió quince días antes de su muerte en Linares. Un coleccionista de Melilla lo adquirió hace unos años atendiendo a un anuncio de Internet que decía Se vende coche antiguo de famoso torero, tras lo cual lo mandó restaurar en un taller madrileño especializado en coches antiguos. El dueño lo prestó para la exposición y, antes de que se integrara en la muestra, quiso darse una vuelta por las calles de Córdoba, las mismas que Manolete también recorrió al volante de un Cadillac y un Buick, según dijo el subdelegado de Cultura de Córdoba, Leopoldo Tena.
En la Sala Orive -una antigua iglesia desacralizada de Córdoba- el coche puede verse junto a numerosos trajes de torear del diestro, como el de su alternativa o el nazareno y oro que se hizo en el mismo tono de la túnica bordada en oro que Lagartijo regaló para la imagen de la cofradía cordobesa de Jesús Caído, la hermandad de los toreros. También forma parte de esta muestra el traje que vistió en Santander -la ultima corrida antes de la de Linares-, el capote de paseo que sacó la tarde de su muerte y el pañuelo ensangrentado con el que le taponaron la herida mortal, además de las orejas, el rabo y la piel de Islero, el miura que acabó con él.
La exposición también repara en su faceta de dandi, con algunas prendas de ropa que se compraba en Nueva York y en Hollywood y que, en la España de la época, debían de resultar inauditas además de arriesgadas, aunque él se las ponía con la misma naturalidad que las gafas de sol americanas o las batas de seda con las que llegó a posar para el fotógrafo.
La exposición fue clausurada ayer, el mismo día que se inaugura al aire libre, en el Bulevar Gran Capitán, la titulada Manolete dentro, un “laberinto” integrado por siete bloques temáticos que, a través de fotos y citas sobre Manolete desarrolla siete líneas argumentales: La Sonrisa, La Mirada, El Hombre, El Artista, El Héroe, La Fama y El Mito. En otoño se abrirán Manolete ríe y Manolete en la filatelia, exposiciones que se irán alternando con más de una docena de ciclos de conferencias y con conciertos, proyecciones de películas, instalación de placas conmemorativas y publicación de libros, Además, el sorteo de la Lotería Nacional del 17 de junio conmemorará en sus billetes este centenario.
rock El lujoso avión en el que Elvis Presley se desplazaba en su época de esplendor fue adquirido la semana pasada por un coleccionista anónimo por 384.644 euros. El estado de conservación del mítico Lockheed Jetstar de 1962 (uno de los pocos aviones de su clase que permitía a los tripulantes caminar completamente erguidos por el interior), no era el mejor del mundo, pero no importa. La aeronave guarda en su interior secretos del rey del rock que permanecerán guardados para siempre.
El interior fue diseñado por el propio Elvis. El cantante no escatimó en gastos para el tuneado, que muy a duras penas mantiene hoy el lustre de los viejos asientos de terciopelo, la moqueta roja, las maderas nobles y las lámparas doradas que iluminaron sus viajes entre concierto y concierto. Durante los últimos 35 años, el jet ha permanecido semiabandonado en una pista de aterrizaje de Roswell, en el estado de Nuevo México. El avión no podrá volar, puesto que el óxido se ha comido medio fuselaje, ninguno de los controles de cabina funciona y carece de motor.