Vitoria - Las relaciones fraternales siempre han sido un buen caldo de cultivo para la creación literaria. Esa mezcla de amor y odio que sólo es posible entre hermanos sirve también como cimiento para el nuevo libro de Txabi Arnal, La fantástica chica invisible (Fun Readers). “El ser humano, en general, y los niños y las niñas en particular, somos personajes muy egocéntricos. De manera constante, a lo largo de nuestra existencia, vamos aprendiendo a deshacernos, de la manera menos traumática posible, de esa carga. Pero siempre queremos estar ahí. Me sigue pasando a mí, de hecho. Tenemos que aprender a compartir, a convivir, a delegar, a no dar demasiada importancia a algunas cosas”, una senda que es imprescindible recorrer y que se relata esta obra ilustrada por María Serrano.
En el fondo, el libro -pensado para todos los públicos más allá de las etiquetas- tiene como protagonista a una niña que en su diario va relatando la llegada de un nuevo miembro de la familia, un “mono” que la desplaza de su situación de privilegio único disfrutada hasta el momento. “Ya no eres la más lista, la más guapa, la más... Ya no estás porque además los bebés tienen ese efecto de atracción total que hace que todo lo demás desaparezca”.
En las formas, la obra, más allá del trabajo de la ilustradora, juega con ese formato de diario y también con la grafía para ponerla al servicio de los efectos narrativos buscados. “Trabajar con estos elementos -mayúscula resaltadas en negro, por ejemplo, o el uso de post-it- hacen que los niños y niñas se den cuenta de que no están ante un texto plano, sino con vida”, describe el también profesor de la Facultad de Educación y Deporte del Campus de Álava.
“Hay algo de autobiográfico, por supuesto. Yo, de cinco hermanos, soy el tercero, es decir, he sido mono y los he sufrido. También soy padre y tengo una hija que tuvo que vivir la llegada de un hermano. En este sentido, sí hay una huella de lo vivido, pero bueno, solo parte. Al fin y al cabo, no es fácil ser el centro de atención de todo el mundo y que llegue un hermano que en teoría te va a desplazar”, relata el escritor sobre un texto que, en realidad, tiene más de diez años aunque vea ahora la luz. “Estaba ahí en el cajón, esperando. En su momento tuvo un novio editorial en Cataluña, pero cambios internos de esa empresa hicieron que todo se parase. Hará un par de años me la volví a encontrar con esta historia. Ya ni me acordaba de ella. La volví a leer y vi que tenía cosas interesantes. Por supuesto, ha habido una relectura y una actualización pero la estructura y la idea se mantienen”, rememora el autor, al tiempo que resalta que “no deja de ser curioso que en esta década los libros infantiles escritos como diario están funcionando muy bien”.
A la espera de realizar, tal vez tras la época estival, una presentación oficial, La fantástica chica invisible ya está en manos de los lectores. Eso sí, Arnal no para. En breve, en esta ocasión con Elkar, publicará el cuento Hodeietan. Y esperan otras producciones para este año y el próximo. “Bueno, si es que encuentro tiempo”, ríe.