la función primordial de los medios es informar, que en los tiempos presentes en la tele se presenta como un agitado escenario donde las noticias se sobreponen unas a otras en un ejercicio de consumo y asimilación por parte del personal que resulta función complicada por saturación e invasión informativa. Por estos lares a la tele le ha costado entrar en la batalla mediática de ser a la hora de informar, la primera, la más competitiva con apoyo poderoso de imágenes que inundan los televisores cuando estalla la información y el breaking news se apodera del panorama informativo. El actual momento tiene mucho de convulsión y turbulencias con un reguero cotidiano de noticias, desde los atentados yihadistas hasta el paseíllo a los juzgados de corruptos y chorizos, que nutren la tele en directo, gran hallazgo del universo mediático, que ha descubierto la información caliente, directa, a pie de suceso. Esta poderosa tele informativa en directo se completa con mesas de opinadores y especialistas que llenan platos, en tertulia embarullada sin solución de continuidad y que encaja, debate y analiza hechos que se repiten minuto a minuto con cansina frecuencia. Son estos tiempos de agitación informativa que con cierto afán justiciero va planteando juicios mediáticos paralelos a los presuntos delincuentes que se ven sometidos al acoso de micrófonos y cámaras en una especie de tribunal adelantado y condenatorio para los personajes de este inmenso patio de Monipodio que es la actual piel de toro, sin respeto alguno a la debida presunción de inocencia. Es cara y cruz de un medio de masas poderoso por capacidad de atracción e influencia mediática, muy superior a prensa y radio que pierden en esta pela de la inmediatez y audiencia millonaria. Las conductoras de los grandes magacines o el propio Farreras han iluminado el panorama informativo con esta nueva forma de informar.
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