La Voz sigue sonando. Nos referimos a Frank Sinatra, puede que el mejor cantante del siglo XX. La política de reediciones de su discografía que impulsa el sello Universal alcanza ahora una de sus cotas más altas con el rescate, en su 50 aniversario, del disco conjunto que Sinatra grabó con Tom Jobim, tótem de la música popular brasileña y autor de La chica de Ipanema. Juntos grabaron un clásico elegante en el que el estadounidense sumergió su voz, más suave que nunca, en los ritmos de la bossa nova.
El estilo de crooner de Sinatra teñido por la sensualidad, la dulzura y la cadencia rítmica de la bossa. Eso es Francis Albert Sinatra & Antonio Carlos Jobim, el disco que compartieron hace medio siglo y que Universal recupera ahora en una edición con dos cortes añadidos y en varios formatos, incluido en vinilo azul. Esta reedición llega tras publicarse Ultimate, amplia recopilación de Sinatra en formato de CD-libro, su colaboración con Count Basie y los legendarios Ring-a-ding-ding y The concert Sinatra, entre otros.
El elegante cantante de la voz eterna y los ojos azules cayó rendido ante la maestría de Jobim a mitad de los 60, cuando el brasileño, compositor, arreglista, cantante, guitarrista, pianista y una institución en la música de su país, había logrado notoriedad mundial, incluida en el mundo del jazz, después de que Stan Getz grabara su tema Desafinado. Y el italo-americano seguía en la cumbre, a sus 50 años, tras grabar Strangers in the night.
Dos titanes El disco juntó a dos titanes en los Studio One de Sunset Boulevard, en Los Ángeles, bajo la producción de Sonny Burke. Allí estuvieron únicamente dos jornadas, el último día enero y el primero de febrero de 1967, para grabar un disco mítico y elegante que nos retrotrae a unos tiempos en los que los discos se registraban con traje y corbata.
Con la dirección orquestal del alemán Claus Ogerman, ambos hicieron historia en un tiempo en el que surgía un mundo musical nuevo (el del rock y el folk que Reprise, el sello de Sinatra, empezaba a hacer caso editando a Grateful Dead, Joni Mithchell, The Kinks, Neil Young...) que amenazaba el mundo de los crooners, la música popular de las décadas anteriores.
Sinatra se atrevió con una mayoría de canciones de Jobim (una leyenda en su país junto a Vinicius de Moraes) reforzadas con préstamos de mitos estadounidenses como Irving Berlin y Cole Porter. “Nunca he cantado tan suave desde que tuve una faringitis”, señaló Sinatra, quien para Jobim, al contrario que él, “alguien que suele tener miedo y salir corriendo”, era “muy fuerte, un toro que no conoce el miedo”.
Paseo por Ipanema El disco ofrece canciones clásicas de Jobim como The girl from Ipanema o How insensitive con un Sinatra acompañado levemente por la orquesta y a ritmo de bossa, con una cadencia suave y sensual marcada por el ritmo del brasileño Dom-Um Romao, un mago que usaba sus manos como baquetas, o la guitarra del propio Jobim, que también aporta voces, en portugués e inglés, en varios cortes.
Además de la oscura Dindi y la bella Quiet nights of quiet stars, el disco ofrece detalles preciosos, caso del piano y la flauta de If you never come to me o la guitarra en How insensitive, la más bossa y menos orquestal. Como contrapunto aparece I concentrate on you, estándar de Porter, muy rítmico, al igual que Baubles, bangles and beads, de Wright-Forrest-Borodine. El CD se completa con un meddley en vivo y cantado por ambos, con sonido real de grupo sobre un escenario, carnal y alejado de la solemnidad y perfección orquestal del estudio, y otra versión de The girl from Ipanema.