Vitoria - “Cuando han dicho mi nombre no estaba pensando en esto ni mucho menos. Ha sido como un aterrizaje forzoso y decir: ¡que me van a dar la txapela!. Y he pensado: se la debo a mi ama y tengo que pensar rápido un bertso”. Dicho y hecho. “Nik pixka bat sufritu dut bai aste honetan barna, ospitalean daukagu gure etxeko armiarma, gogoaren indarra da endredatzen ez den arma, gaurko honetan txapelak maitetxo izena darama!”. A veces las buenas noticias llegan en momentos complicados. Lo cierto es que Oihane Perea hizo ayer historia en el Principal, que mostró una muy buena faz para vivir la final del Campeonato de Bertsolaris de Álava 2017.

La bertsolari consiguió su cuarta victoria, lo que le iguala en triunfos a Asier Otamendi, siendo los dos, los grandes dominadores del certamen desde que adoptó su actual denominación. “Todas las txapelas son queridas pero ésta es morada, es más bonita”, apuntó Perea en uno de los pocos instantes en los que la emoción y las circunstancias del momento dejaron ver su característica y envidiable sonrisa.

Eso sí, el triunfo no fue nada sencillo. Primero porque hubo que dejar atrás a Serapio Lopez (que protagonizó uno de los instantes más divertidos de la tarde), Iñaki Viñaspre, Xabier Igoa y Manex Agirre, el hasta ayer campeón. “Ha habido un gran nivel, con una actitud muy madura y con muchas tablas por parte del resto de los bertsolaris y creo que pasar a la segunda fase ha estado bastante ajustado. Pensaba que Manex tenía muchas opciones y creo que Xabi también ha hecho una final estupenda. En él tenemos un txapeldun para ya”.

Sin embargo, ese último escalón sólo lo subieron Otamendi (que no estuvo presente en la edición de 2015 y cuyo regreso ha sido más que destacado tanto en las semifinales como en la cita del Principal) y Perea. Gracias a esto, ambos serán quienes representen al territorio en próxima edición del Campeonato de Bertsolaris de Euskal Herria. “Ir es un reto y una responsabilidad por nuestra parte. Este año viene duro y hay que prepararse para estar a la altura de las circunstancias”.

Un punto (591.50 frente a 590.50). Esa fue la diferencia que convirtió a Perea de nuevo en campeona ante un público que disfrutó, rió, aplaudió y se emocionó -incluso se dejó un móvil encendido que sonó en el peor momento-. De hecho, en el descanso fue fácil escuchar entre los asistentes los comentarios que decían que todo estaba demasiado igualado y que el nivel estaba alto.

En esa situación, la que mejor supo explotar sus virtudes fue una Perea que terminó recibiendo la txapela de manos de Karla Santisteban, que también se quiso sumar a la cita con su propio bertso de despedida y agradecimiento. Fue en una tarde-noche que volvió a ser una demostración de todo lo que ha conseguido el bertsolarismo alavés desde la apertura de las dos primeras bertso eskolas en Llodio y Gasteiz hasta hoy, pero también del futuro que tiene sobre y bajo las tablas.