Exigencia, motivación, esfuerzo y espíritu de superación son algunos de los valores que se vieron en Samsung EGO, que cierra la 65 edición de la pasarela madrileña, en la que mostraron colecciones creativas y trabajos maduros como el presentado por el diseñador Juan Carlos Pajares. “Mi colección tiene la misión de educar y despertar la conciencia a todos los consumidores para que realicen un consumo ético y con sello español”, explicó Pajares, diseñador favorito de actrices, cantantes y celebrities como Conchita Wurst o Marta Sánchez.

Existence Research Program presentó una colección vibrante, perfecta y muy bien cosida en colores neutros y acabados deportivos. Con la intención de plantearse nuevos retos, contó en el desfile con dos atletas paralímpicos, Sara Andrés y Alberto Ávila, “quienes representan nuestros valores en la moda”, explicaron los responsables de la firma.

Sara Andrés, que perdió las dos piernas en un accidente de coche y cuenta con diploma olímpico procedente de las Olimpiadas de Río de Janeiro, desfiló porque está “ perfectamente capacitada” para afrontar este reto o cualquier otro.

Para Alberto Ávila, esta iniciativa, además de ser un “gran paso” que aúna la discapacidad y la moda, va a transmitir un mensaje muy “importante” de “inclusión” para las personas discapacitadas.

Después, la exatleta Adriana Cagigas, diseñadora de la firma Threeones, debutó en Samsung EGO con una colección muy personal con la que consiguió la belleza a través de la imperfección. “Es el resultado de una búsqueda personal y de mi gusto por la cultura asiática”, cuenta Caigas, quien dejó el mundo del atletismo en 2014 tras ser subcampeona de España de 800 metros.

Esta santanderina presentó una serie de prendas sin género, en las que primaron los patrones japoneses y los cortes asimétricos. “Quiero ir hacia una ropa unisex”, aseguró.

Sobre la pasarela se vieron tejidos realizados por la propia diseñadora y prendas que carecían de botones y cremalleras, una barrera que supera con emotivos nudos.

La firma Outsiders apostó por la atemporalidad con coloristas quimonos, mientras que Rocío LaSeca se inspiró en el rock británico de The Who para coser una colección de seda con estampación floral en las que sobresalían los volantes.

Marlina Pradsot debutó sobre la pasarela con Marca Blanca, un trabajo que busca “la humanización de los cánones de belleza”.

Las asimetrías, deformaciones y superposiciones caracterizaron sus prendas, además construidas en materiales propios del revestimiento, como la guata, y en blancos rotos, que simbolizan la naturalidad de los defectos.

La txalaparta, un instrumento de percusión del País Vasco, fue la encargada de construir Sinestesia, propuesta de Nacho Costa en la que los diseños siguen líneas puras y geométricas, además de mezclarse con lana o fibras de madera que ofrecen un resultado rústico.

Integración fue la apuesta de María Magdalena, diseñadora que jugó con la estética de “los pijos y los canis sevillanos” de la década de finales de los años 90, para realizar piezas espontáneas como pantalones de pana anchos o vestidos muy ceñidos drapeados. - Efe